20 noviembre, 2007
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Cataratas de esperanza

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Junto al plan de alfabetización Yo Sí Puedo, la Operación Milagro llega desde el Caribe hasta el extremo sur del continente americano, a través de la batalla de ideas. Con médicos, equipamiento y espíritu cubano, se operan gratuitamente de la vista miles y miles de personas por año, en los pueblos más relegados de América Latina. Desde el 2008, La Poderosa contribuye a fortalecer la red de comunicación que permite difundir la Misión Milagro, también en la Argentina. El sistema es sencillo, gratuito y operativo. Los vecinos que padecen cataratas o terigio deben acudir a un médico designado en esa región para establecer si efectivamente es un caso que amerite una operación. Una vez dado ese paso, siempre que se trate de alguna de esas dos enfermedades, el transporte, la cirugía, la estadía y el seguimiento posterior no implican ningún gasto económico para el paciente.

La Poderosa, en Buenos Aires, Córdoba y Tucumán, facilita el traslado a la visita médica y funciona como fuente de consulta, desde sus espacios comunitarios. Por cualquier información, podés comunicarte vía mail a lapoderosaong@hotmail.com / O telefónicamente. En Buenos Aires: (011) 4 571-1993. En Tucumán: (0381) 4251515. En Córdoba: (0351) 156767358.

CONOCE A LOS MEDICOS DE LA OPERACION MILAGRO

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La ansiedad por pisar La Higuera, el pueblito donde las balas del ejército boliviano disparadas por la CIA inmortalizaron al Che hace 40 años, nos movilizaba en ese instante a los cumpas de La Poderosa, recién llegados a Vallegrande, después de un largo viaje desde Santa Cruz de la Sierra. Alojados ya en esos pagos, donde Guevara ha sido santificado entre mitos y leyendas, una estupenda noticia nos sorprendió: “Se ha inaugurado el puesto de atención médica en La Higuera, gracias a la Operación Milagro”, nos informó Susana, la enfermera que lavó el cuerpo de Guevara antes de llevarlo hasta la lavandería, donde un fotógrafo guardaría por siempre la imagen de sus ojos, nunca más abiertos, nunca más vivos.
Tendríamos entonces la posibilidad de encontrarnos cara a cara con el compromiso del internacionalismo proletario cubano, ese mismo que da vida al plan Yo sí Puedo, para erradicar al analfabetismo de América Latina, y que allí mismo estaba desarrollando la Operación Milagro, una posibilidad inédita para que los habitantes de los pueblos históricamente relegados puedan tener acceso a la salud de la vista, para no quedar tan ciegos como los analistas políticos que no pueden ver a Cuba exportando ejemplos humanitarios, mientras otros exportan bombas y muerte.
Así, la ansiedad de admirar el enorme busto de Guevara, que eriza la piel sobre la altura de La Higuera, se volcó antes a la necesidad de conocer, al menos, algunos de esos ejemplos, de esos hombres y mujeres, que anónimos y voluntarios, como vive La Poderosa, han tomado la decisión de dejar su tierra y su familia para luchar por una Latinoamérica con salud y educación para todos, pero todos.

Así, llegamos al Hospital Señor de Malta, en busca de los médicos cubanos, el mismo hospital donde se encuentra la lavandería, histórica por recibir al cuerpo del Che. Visitamos la recepción y algunas salas, pero no pudimos dar con los cubanos. Y entonces preguntamos por ellos. “Allí están, cómo que no los ven”, nos respondió una mujer, con un escobillón en la mano. “¿Dónde?”, preguntamos, viendo, sin ver. “Ahí, son esos, los que están removiendo la tierra y pintando la reja de la lavandería, para sembrarle flores a ese lugar donde pasó el Che”.
Minutos después, una decena de voluntarios trabajábamos reacondicionando ese espacio emblemático, entre charlas enriquecedoras e inolvidables para La Poderosa, con ese grupo de la brigada Henry Reeve, formada por médicos cubanos que se ofrecieron para ayudar al pueblo norteamericano luego del desastre que ocasionó el huracán Katrina y que, tras el rechazo del gobierno estadounidense, se dedicaron a colaborar con otros pueblos heridos. Por tanto, el doctor Luis Enrique Boné, María Isabel Martínez, Miguel Angel de la Torre Rojas, Yang y Lázaro Izquierdo Machín estarán presentes siempre en el motor de La Poderosa y en la razón de su existir.

¿Cuál es puntualmente su misión aquí?
María Isabel
: Junto con Luis, ambos coordinamos la misión médica en Bolivia, en Santa Cruz. La brigada médica llegó inicialmente por la emergencia, a partir de las lluvias que inundaron varias regiones. Sin embargo, lugares como las comunidades más intrincadas de Vallegrande, que ustedes saben que tiene para nosotros una significación importante y es el sitio de honor de la brigada médica cubana, han estado en emergencia constante desde la desatención o mala atención que han sufrido sus habitantes de acá, en comunidades como Masicurí, Alto Seco, o Pucará. Primero, porque hay escasos recursos para atender la medicina, y segundo porque los pacientes tienen pocos recursos para destinarlo en función de la consulta médica. En este sentido, 14 compañeros nuestros, hoy están vinculados a las comunidades más intrincadas y de manera especial recientemente se abrió el puesto médico de la Higuera, que tiene una población aparentemente pequeña, pero allí fluyen varias comunidades, ocho específicamente. Ahí hubo que hacer la construcción civil del puesto médico, porque estaba cerrado hasta este momento. Y el pueblo de la Higuera con un agradecimiento importante, con una deuda histórica, de haber visto por última vez a nuestro Guerrillero Heroico, acogió la idea y cubanos, argentinos, japoneses, bolivianos, empezaron la construcción civil hasta poner en marcha el puesto médico Ernesto Che Guevara, equipado con lo que tenemos de tecnología de punta para un consultorio, con posibilidad de acceso a toda la población. De igual forma, estamos en todas las comunidades brindando asistencia médica gratuita, con equidad, para que le llegue a toda la población. También se inauguró el centro oftalmológico Santa Cruz de la Sierra, donde se hacen un grupo de operaciones oftalmológicas gratuitas para toda la población de Santa Cruz, incluyendo los vallegrandinos, de los cuales varios ya se han operado porque no veían, por falta de una operación que les costaba 2000 dólares o 1500 dólares y en este momento, de forma gratuita, ya recuperaron la luz, volvieron al paso firme, a reintegrarse a la comunidad, a brindar servicio, y no son una carga familiar. Gracias a la ayuda solidaria del pueblo cubano, por la cual un día se derramó sangre tan valerosa como fue la sangre de nuestro Comandante Ernesto Che Guevara. Sólo la primera semana, se desarrollaron más de trescientas operaciones y pensamos seguir realizando un promedio de 50 o más operaciones visuales diarias, de enfermedades oftalmológicas, para controlar la ceguera prevenible en todo Santa Cruz y en Bolivia. Estamos tratando de controlar la ceguera por la cual 60 millones de personas en el mundo son discapacitados, porque hasta el momento las autoridades internacionales de salud no habían tenido la posibilidad de hacerlo. Por voluntad e idea de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro, apoyado incluso también por la dirección de la revolución bolivariana, hoy estamos en un grupo de países del mundo trabajando sobre la oftalmología y resolviendo sus problemas de salud que hasta hoy no han sido resueltos.

-¿Cuánto tiene que ver el avance de la Operación Milagro con la conducción actual de Bolivia?

Luis Enrique: Realmente la solidaridad en Cuba está desde el inicio de la revolución. Prueba de esto es el propio Guerrillero Heroico, cuando empezó en África por la parte del Congo, donde estuvo con un grupo de compañeros cubanos. Y después estuvo en Asia. Y después estuvo en América. Y desde ese día hasta hoy, independientemente del partido político, del gobierno que haya, de las razas, nosotros no tenemos en cuenta estas cosas, sino que ejercemos nuestra profesión porque fundamentalmente es una función humanitaria y estos son programas de salud humanitario, mediante principios, como el que nosotros llamamos en Cuba, desde niños, el principio de internacionalismo proletario, del cual fue un gran maestro y exponente el Guerrillero Ernesto Che Guevara. Evo Morales sí tiene la virtud de haber permitido, en mayor proporción, a los médicos cubanos poder ayudar a este proyecto social para que nosotros tengamos el privilegio de brindar nuestros servicios de salud a nuestro hermano pueblo, que además tiene una relación histórica con el nuestro.
Realmente Bolivia está apostando a la salud y a la educación. Y a partir de eso, ha estado por encima de las opiniones de los distintos partidos y de las propias autoridades que no han visto a la salud como un derecho de todos. El día que inauguramos el centro oftalmológico en Santa Cruz de la Sierra, Evo Morales cumplía exactamente tres meses de su toma de posesión. Y eso es un dato significativo, porque en esos tres meses, es el segundo centro oftalmológico para la Misión Milagro que inaugura, en los cuales las comunidades más intrincadas de toda Bolivia, han tenido un médico y han tenido medicamentos gratis a partir de la brigada médica cubana. En esos tres meses, lo que pudo haber sido una epidemia, se controló a partir de las brigadas. En esos tres meses, empezó el programa de alfabetización. Quiere decir que es un gobierno que apuesta por los derechos del ser humano, del ser humano que no nació para ser ignorante, ni para morir antes de tiempo. La salud, realmente, pertenece a todos. Y en ese sentido, no cabe duda de que en Bolivia hay una voluntad política pensando en el pueblo constantemente.

– ¿Con qué problemas de salud se encontraron, al llegar a Bolivia?

Miguel: Los pacientes son pacientes especiales, que han carecido durante toda su vida de atención médica elemental. Hemos abordado algunos sitios donde nunca hubo asistencia médica. De igual forma, los pacientes estaban sorprendidos porque los medicamentos se los dábamos gratuitamente. Ellos nunca habían presenciado una situación tal. De igual forma, abrimos asistencia médica en sitios donde nunca antes lo había. Por ejemplo, inauguramos un consultorio médico en el poblado de La Higuera, donde fue asesinado el Comandante Ernesto Che Guevara, lo cual incrementa más el significado de nuestra presencia aquí. Porque hemos ido seleccionando los sitios más apartados para trabajar en esos lugares. En la Higuera verán que lo hemos dotado de equipos de alta tecnología, en relación con la atención primaria de salud. Instalamos un generador eléctrico, hay equipos de electrocardiograma, hay equipos de oftalmología, y de igual forma están dotados de todos los medicamentos que son ofertados gratuitamente a los pacientes. En una semana de atención, hemos tratado a más de 70 pacientes. No solo del poblado de la Higuera, sino de las comunidades de alrededor, una población de más de 1020 pacientes.

Lo que más sorprende, quizás a los que no son cubanos, es que un grupo de médicos, de profesionales tan preparados que están abocados a semejante misión, en su tiempo libre estén pintando o chapeando el césped. ¿Cómo se organiza eso?

Miguel: Es todo iniciativa nuestra. Entre todos decidimos las cosas que vamos a hacer. Esto de restaurar un poco esta legendaria lavandería fue idea de todos, un deseo del grupo, y lo llevamos a la marcha inmediatamente. Pintamos la cerca y plantamos un rosal formado por diferentes variedades de rosas, rosas de alta significación para nosotros, porque va a dar la posibilidad de que las flores siempre estén adornando esta zona.


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– ¿Cómo han sido recibidos por los pacientes?
Miguel: Los pacientes están muy satisfechos con nosotros. Nosotros entramos aquí a raíz de una situación de emergencia y hemos tenido que hacer algunos cambios de médicos, por razones lógicas. Y los pacientes siempre están tristes cuando les cambiamos un médico. O sea que eso habla del deseo de la población, y del temor de que no vaya a regresar un médico. A veces retiramos un médico para moverlo a otro lugar de más necesidad, pero siempre restauramos el médico en el sitio anterior. O sea que colocamos un médico más.

-¿Cuál es tu función específica en la brigada, Miguel?

Miguel: Soy especialista de segundo grado en ortopedia y traumatología. En estos momentos estoy de coordinador de los médicos cubanos aquí en la brigada médica que radica en Vallegrande. Estamos diseminados para tener representación médica en los cinco municipios de la provincia y esperamos en el futuro incrementar nuestra presencia. Hemos hecho un recorrido por el viejo hospital Señor de Malta, al cual pertenece esta legendaria lavandería, con el objetivo de realizar una remodelación capital del hospital y establecer equipos de tecnología avanzada, con participación activa de más 40 especialistas cubanos. Ese es el objetivo inmediato. Seguir consolidando el trabajo en las comunidades, y al mismo tiempo, consolidar el trabajo aquí a nivel del área hospitalaria.

– ¿A cargo de cuántos médicos estás?
Miguel: Nosotros en estos momentos conformamos una brigada de once compañeros. El que les habla, Miguel de la Torre; Orlando Bernal, médico de provincia Habana; el doctor Yans Cosquilluela, médico de provincia Habana; la doctora Tamariz Castro, también médica de la ciudad de la Habana; el doctor Lazaro Rodríguez, de Granma; el doctor Lázaro Casimiro, que en este momento está en la Higuera y es de Habana también; Teresa Caballeiro, de la Habana; la doctora Greisis del Sol, también de provincia Habana; la doctora Mirta Elena Hernández, especialista de terapia intensiva de provincia Habana; el doctor José Carlos, especialista en gastroenterología, también de provincia Habana; el doctor Quintana, especialista en pediatría; y la doctora Estrella Rodríguez, especialista en medicina general integral. Ese es el grupo completo. Ahora mismo nos vieron pintando, porque tenemos la potestad de movernos y como el Che, que en un momento abandonó la atención de los pacientes para dedicarse como tal a otra actividad, que fue la salud de los pueblos como él decía, nuestros médicos pueden transitoriamente dejar de atender pacientes y trabajar en la construcción de este hospital.

– Siendo tan joven, ¿qué es lo que más te motiva de esta experiencia, Yang?
Yang: Bueno, en particular me motiva mucho hacer algo por la memoria del Che, nuestro Comandante inolvidable. Para mí es un honor inmenso poder, siendo tan joven, tan inexperto, tener la oportunidad de estar en un grupo de médicos con tanta experiencia, con tanto nivel. Para mí es un honor estar acá y dar mi granito de arena, en este lugar tan lejos de mi país, pero tan cerca en sentimiento. Porque acá expusieron el cadáver del Che, es un lugar histórico, y a nosotros nos mueve mucho el alma. Para nosotros significa mucho todo esto del Che, las cosas que hizo, el legado que dejó. Acá sentimos que sigue vivo porque la gente habla de él y todo el mundo lo recuerda con mucho cariño. Entonces pues es un honor inmenso estar aquí y poder hacer algo. Ser útil, que es lo más importante en la vida. Y poder construir y fundar. Esas son las cosas a las que yo le doy importancia y por eso bueno, al igual que todos mis compañeros, estoy muy motivado por estar acá, en este lugar privilegiado, donde el Che libró sus últimos combates. Y donde supuestamente lo asesinaron, pero no lo mataron, porque aún sigue vivo entre todos nosotros. Y se seguirá multiplicando en toda la gente que quiera cambiar y mover el mundo. Se seguirá multiplicando en todos ellos.

– Como cubano nacido dentro de la revolución, ¿qué te genera encontrarte con personas de 50 años que nunca fueron atendidos por un médico?
Yang: Lo primero que me genera ver esas cosas es una gran fuerza de hacer, de seguir luchando y de seguir construyendo cosas nuevas. Muchas ganas de cambiar la realidad, de poder ayudar. Los cambios siempre vienen de adentro, pero uno siempre puede ayudar, poner su grano de arena. Y me siento muy complacido de poder atender gente que muy difícilmente pudiera tener un médico en su comunidad, porque tienen que viajar grandes distancias para poder recibir una atención médica. Para mí es algo muy hermoso poder ayudar a esa gente que no tiene mucha perspectiva. Es algo lindo, algo precioso. Es lo que más me gusta de salir de misión y de estar en otros lugares del mundo. Porque me siento útil y creo que puedo ser necesario en algún lugar. Y es una gratificación muy profunda para cada médico. Poder brindar esa ayuda tan necesaria en tantos lugares de nuestra América, de nuestro mundo, que necesitan una ayuda. Y si depende de la mano cubana, seguro que la tendrán. Si nos dan la oportunidad, en cualquier lugar de este mundo, seguiremos llegando, para seguir ayudando y seguir creando. Y sembrando vida, que es lo que hacemos los médicos. Sembrar vida y esperanza.

– ¿Cómo se formó la brigada Henry Revee?
Yang: El motor impulsor de la creación de la brigada fue el sufrimiento del pueblo americano. Nosotros tenemos una histórica controversia entre gobiernos, pero entre pueblos no. Siempre el gobierno de Cuba y el pueblo de Cuba se solidariza con el dolor y eso fue lo primero que motivó el huracán Katrina, motivó extender esa mano amiga. Vimos imágenes de Nueva Orleáns abominables, terribles. Una ciudad inmensa, de casi un millón de habitantes, casi totalmente cubierta por el agua. La gente en los techos, o hacinada en estadios, sufriendo y con necesidad real de tener una atención médica, porque no daban a vasto en ese momento, siendo el imperio. Entonces nuestro Comandante, en un gesto de solidaridad inmenso, salvando todas las diferencias, creó nuestra brigada para ayudar al pueblo americano. Teníamos unas dos toneladas de medicamentos que iban con nosotros, éramos mil y tantos de médicos que al final fueron muchos más. Se multiplicaron. Entonces ese fue el motor impulsor de nuestra brigada, tratar de brindar una mano amiga. Desgraciadamente por cuestiones de orgullo, político, prepotencia, racismo también, porque Nueva Orleáns es una ciudad donde predomina la raza negra, no nos aceptaron la ayuda. Pero igual no nos desanimamos por eso. Seguimos por este mundo ayudando. Yo estuve en Guatemala, donde fue la primera acción de la brigada Henry Reeve. Allá murieron bastantes personas por la tormenta Stan y fue el primer golpe de solidaridad de nuestra brigada. Y hemos seguido. Estuvimos en Pakistán, que fue una misión heroica, en la cual los médicos están en condiciones muy difíciles, en lugares muy lejanos y con una cultura muy diferente. Y ahora estamos aquí en Bolivia, también con mucho amor. Hemos estado ayudando y brindando una mano.

– ¿Has encontrado gente bien informada o mal informada sobre Cuba en Bolivia?
Yang: Bueno, te diré que lo que he podido percibir es que la información es diversa. Por un lado hay gente que se solidariza. He tenido amistades que tienen hijos en Cuba estudiando medicina, o sea que han sido tocados por la solidaridad cubana. Por un lado hay gente que me habla muy bien, con mucho cariño de los cubanos. Aquello del Che, ese amor, ese contacto que tenemos mediante la figura del Comandante Heroico. Y otra gente que no conoce la realidad. Porque siempre los medios masivos de información, las trasnacionales, siempre responden a sus intereses y han esparcido una información errónea de nuestro país, que no es la más aceptada. O quizás sólo se centren en algunos defectos, algunos errores, que como todo país, toda sociedad, tiene. Es diversa. Algunos dicen que es una sociedad que no tiene problemas, y otros dicen que es una sociedad donde hay dictadura, o represión, que por supuesto, ustedes han estado en Cuba y saben que no es así. Hay mucha desinformación, pero nosotros nos hemos dedicado a enseñar la verdad de nuestro país, de nuestra realidad. Y la gente va comprendiendo y va entendiendo que unas personas que vienen ayudar desinteresadamente, un gobierno que ayuda así, no puede ser un gobierno malo, tiene que ser un gobierno amigo, solidario, y que engendra cosas buenas.

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– ¿Qué significado tiene para ustedes, habiendo estado en otras misiones y países, que sea puntualmente Vallegrande el lugar donde les toque trabajar ahora?

Miguel: Para nosotros es un privilegio estar trabajando en Vallegrande, por lo que significa la figura del Che para todos nosotros. En lo particular es un compromiso especial porque soy de la ciudad de Santa Clara, donde está erigido el mausoleo, donde descansan los restos del Comandante Guevara y de sus compañeros. Es una gran suerte y digo que es una suerte, porque todos mis compañeros médicos que se encuentran en nuestro país, hubiesen querido estar en este lugar y es por eso que lo consideramos un privilegio. Un privilegio para el cual estamos seguros de que vamos a saber responder de manera importante.

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