En donde las ambulancias del gobierno porteño se niegan a entrar. En donde la atención sanitaria para la vista sólo llegaba a través de la Misión Milagro, que no es ningún milagro, sino producto de la insistencia del pueblo cubano empecinado en exportar solidaridad. En donde el Estado, en cualquiera de sus jurisdicciones, no se cansa de decir ausente, certificando su enfermedad amnésica y ciega, que olvida y no ve que su soberanía es producto de todas las personas y todos los barrios, sin exclusión; es decir, también de los barrios con exclusión, con los que debiera llevar adelante políticas de salud pública. Ahí, acá, se vislumbra un nuevo espacio; en estos barrios, en los que algunos de los pibes tienen que dejar el colegio, no porque a los viejos no les importe su futuro, ni porque no les importe su educación, sino porque individualmente es inalcanzable el importe que implica un par de anteojos para poder leer el pizarrón, para poder escribir en el cuaderno, para poder estudiar del manual. Ahí, acá, se vislumbra nuestra fuerza; en estos barrios, donde los adultos, aunque a muchos les cueste creerlo, también necesitamos leer y escribir para trabajar, la imposibilidad de contar con anteojos nos condena a borrosos empleos precarios o al desempleo, y al hambre.
La campaña popular Visión Poderosa surge de las bases, a partir de nuestras propias necesidades y el trabajo voluntario de todos los que hacemos La Poderosa, y ya generó los recursos comunitarios para que mensualmente no menos de 30 vecinos de nuestros barrios podamos controlar nuestra vista con profesionales de la salud ocular, para acceder inmediatamente después al preciso tipo de anteojos que corresponda, de manera gratuita.
Mientras exige el cumplimiento de las obligaciones del Estado y espera una respuesta a las miles de firmas presentadas en la legislatura de la Ciudad de Buenos Aires para que se garantice una ambulancia en cada villa, el poder popular se robustece en salud y continúa creciendo, transformando la realidad de todos, en un colectivo común. El esfuerzo de los vecinos de Zavaleta, plasmado en la inauguración de la Plaza Kevin, ayudó, ayuda y ayudará a la vista de muchos, que cegados por tanta desinformación mediática, han de tener otro canal para poder ver, la realidad. Y mientras tanto, aquí estaremos, ampliando el horizonte de la mirada colectiva, contagiándonos salud e intercambiando nuestros saberes.
Queda a la vista; desde el anonimato y el trabajo voluntario ejercemos la transformación externa, mientras se procesan simultáneamente infinitas transformaciones internas, que camino al Hombre Nuevo nos empujan a enfrentarnos mancomunadamente a situaciones graves y a unir las fuerzas contra esa gravedad, elevando nuestro compromiso colectivo y subiendo día a día escalones de politización. Hasta la victoria. Allí, nos veremos.