5 febrero, 2010
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Gracias a Violeta

Violeta ParraPorque nos llenás de dicha, porque nos mostrás el quebranto. Gracias por seguir siendo tantas voces que forman tu canto, que es nuestro propio canto, aun hoy que hace 43 años que decidiste tu partida. Después de 43 años de no haberte ido, porque ya nunca más te podés ir. Si, aunque no lo hayas visto, también estabas cantando, Violeta, junto a Víctor Jara cuando parecía que en tu Chile, en nuestro Chile, ya no habría que decir “miren cómo sonríen los presidentes cuando le hacen promesas al inocente”, porque el pueblo que gobierna no acepta ni necesita falsos salvadores. Si seguiste cantando cuando nos habían arrancado a Salvador Allende e inundaban de sangre el camino de justicia e igualdad que se estaba construyendo: “Miren cómo se visten cabo y sargento para teñir de rojo los pavimentos”.

Gracias por contar la diferencia, por preguntar Por qué los pobres no tienen y por denunciar “que algunos viven acomodados, pero eso con la sangre del degollado”. Gracias por profesar la profesión del cantor, pidiéndole que le cante «al hombre en su dolor, en su miseria y su sudor, y en su motivo de existir», para que así lo levante y lo saque de su anestesia: “Despierte el hombre, despierte, despierte por un momento, despierte toda la patria antes que se abran los cielos y venga el trueno furioso con el clarín de San Pedro, llorando estoy, y barra los ministerios”.

Gracias por cantarle a ese hombre, que no sólo es un hombre, porque es plural, y entonces son muchos hombres y mujeres. Somos los blancos, los negros, los indios, los mestizos, obreros, campesinos y pescadores. Es el pueblo con el que soñabas luchando unido y sin fronteras: “Mi vida, los pueblos americanos, mi vida, se sienten acongojados, mi vida, porque los gobernadores, mi vida, los tienen tan separados. Cuándo será ese cuando, señor fiscal, que la América sea sólo un pilar. Cuándo será ese cuando, señor fiscal. Sólo un pilar, ay sí, y una bandera”.

El trazo de Violeta.En esa lucha, más de un tirano torpe y bruto te censuró. Tal vez fue por eso, que entendiendo sus limitaciones, decidiste responder diciendo lo que creías, pero agregando algunas cositas para despistar a los dinosaurios que no quieren tu poesía: “Me han preguntádico varias persónicas si peligrósicas para las másicas son las canciónicas agitadóricas. ¡Ay, qué pregúntica más infantílica! Sólo un piñúflico la formulárica pa mis adéntricos yo comentárica. Le he contestádico yo al preguntónico cuando la guática pide comídica pone al cristiánico firme y guerrérico por sus poróticos y sus cebóllicas, no hay regimiéntico que los deténguica si tienen hámbrica los populáricos”.

“Jamás de nuestra memoria, ha de olvidarse Gabriela”, le escribiste a la gran Mistral en Verso por despedida. Hoy también decimos jamás de nuestra memoria, ha de olvidarse Violeta, y siempre será bienvenida. Gracias, Violeta Parra, gracias a tu canto. Gracias a la artista que rebela tanto.

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