18 junio, 2010
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Ensayo sobre la pérdida

Ensayo sobre la pérdida.Que se pare la Copa, que se ponga de pie, que se paren los Mundos, que allá viene José, que aprendan de pelotas, que dio todos los nombres, que las letras explotan, que Jesús es un hombre, que ceguera racista, que la balsa es de piedra, que te odien marxista, que Academia de mierda, que iletrados pensantes, que ateos tolerantes, que la izquierda de hormonas, que la paz de comparsa, que hay estado de comas, que morirse es la farsa. ¿Pero justo vos?

Alguien tendrá que hacerse cargo. Ya lo habías dicho: somos ciegos que podemos ver, pero no miramos. Igual, esta vez, han ido demasiado lejos. Y algún sensato corazón deberá ponerse el equipo al hombro, para echar a rodar por los meridianos la más grande fe de erratas de la historia universal. Dicen que moriste y también que te perdimos, como si no supieran que “la derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva, y la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva”.

¿Quién va a luchar ahora contra las “tres enfermedades del hombre actual”? Si hay un Mundial entero y miles de micrófonos alentando “la incomunicación, la revolución tecnológica y una vida centrada en el triunfo personal”. Ya nadie duda, desde la selva africana, que “el éxito a toda costa nos hace peores que los animales”. ¡No te pierdas el Mundial, José! Si sabés qué lindo es, cuando se le filtran los rebeldes como Diego, los artistas como Eusebio, los pecados de Cristiano, los pesimistas como vos, “interesados en cambiar el mundo, porque los optimistas están encantados con lo que hay”. ¿Justo ahora te vas a ir? ¿Justo vos?

El vuelo de SaramagoQuizá, hoy sí, acepten escucharte. Quizá te faltaba esta genialidad: hacerte pasar por muerto, para que al fin entiendan que Portugal y España, deberían aunarse y ser Iberia, por mil razones, pero “centralmente, para formar una misma selección de fútbol, mucho más poderosa”. Mientras cenabas con tu esposa, la otra noche, antes de sentirte tan mal, tu idea tomó más color en la prensa española, por la derrota furiosa ante Suiza. Tal vez, si España se va pronto del Mundial, se haga carne tu sueño, pero sólo para confirmar que “el éxito a toda costa, nos hace peor que los animales”. Y es que abundan y redundan los arqueólogos del pragmatismo, negados a entender que “si hay que buscar el sentido de la música, de la filosofía, de una rosa, no estamos entendiendo nada”.
La noticia de tu muerte terminó de sepultar a los noticieros, despelotados en pleno Mundial. Algún periodista de franco, pensó en cambiar de trabajo. Y algún periodista de Franco, se rindió a la evidencia de tu existencia. Pero no, “No busques trabajo: escribe”, decís vos, y encima lo decís sin comillas, y te queda fenómeno, aunque no les guste a esos que te criticaban, ni a esos que después te dieron el Nobel de Literatura. ¿O eran los mismos?

 

José y Fidel.¡Cómo te habrá puteado la hinchada de la normativa academicista! Por suerte, se rectificaron con ese premio exquisito, “que sólo sirve para engrosar la cuenta corriente del autor”. Quizá, antes, no les gustaba cómo escribías. O quizá, ahora, no les gusta cómo pensás, ni tu amistad con Fidel, ni que seas un “comunista hormonal”, ni que denunciaras la enfermedad del planeta, “que mal anda si necesita estimular la lectura, porque nadie necesita estimular al fútbol, que tiene una fabulosa operación de propaganda”. Todavía la realidad no se atreve a contradecirte, ni ha podido responderte “qué clase de mundo es éste, que puede mandar máquinas a Marte y no hace nada para detener el asesinato de un ser humano”. Pero aun así, de repente, la señora vista tiene el tupé de insinuar que te vas. Justo vos, justo, como nadie.

Che, Saramago: qué lindo cierre abierto tiene Ensayo sobre la ceguera. Y qué tipo pesimista, viejo. A quién se le ocurre poner, como final, semejante inicio. “Miró hacia abajo, a la calle cubierta de basura, a las personas que gritaban y cantaban. Luego alzó la cabeza al cielo y lo vio todo blanco, Ahora me toca a mí, pensó. El miedo súbito le hizo bajar los ojos. La ciudad aún estaba allí”.