Hoy gritamos, lloramos y aparecemos. Más que nunca, aparecemos. Hoy corremos por Miguel y todos los que parimos, construimos y vivimos La Poderosa sentimos la hermosa responsabilidad de bregar por la memoria, con la convicción, el compromiso, la pasión, la euforia, la bronca, la conciencia y la locura de un tipo que vivió por una causa y, por la misma causa, corrió hasta desaparecer. No se fue un día a comprar y se esfumó. No pasó que ya nunca volvió a la casa. No. Ni siquiera tuvo esa delicadeza la tragedia de nuestro presente. Entraron a su cuarto, y lo arrancaron de su vida, de la nuestra, con su bandera, con su libro firmado por Rodolfo Walsh. Se lo llevaron como se llevaron a muchos otros de nosotros, de los mejores, seguro, de los mejores. Se lo llevaron y su madre lo esperó, con el cuarto intacto lo esperó, desde el 8 de enero de 1978, hasta 1992. Que se murió.
¿Hasta cuándo esperarías vos a tu compañero de sueños? ¿Cómo marcharías mañana, si el desaparecido fuera precisamente ése que se indigna, lucha, se cae y se levanta, por la misma causa que vos? Precisamente ése, es Miguel.
Hoy, inevitablemente, los herederos de la causa que impulsa nuestras vidas, salimos a gritar que Miguel no es una remera, ni un esténcil, ni una marcha, ni una sensación. Miguel es una persona que prefirió desaparecer antes que aparecer priorizando lo que miserablemente, muchos de nosotros, solemos priorizar. Miguel es que mañana venga un policía de la Metropolitana y acabe con la familia de tu vecino, con un solo tiro de gracia, en el medio de la frente. Miguel es que mañana tu hijo no pueda ir a la cancha, porque le están metiendo electricidad en los testículos mojados. Miguel es que tu prima ya no pueda reírse, porque tenga una rata adentro del vientre cocido, comiéndose sus órganos. Miguel es que tu hermano ya no pueda tocar la guitarra porque sus manos están llenas de cemento, en un barril que sólo le deja la cabeza afuera, debajo de una incesante y fulminante gota de agua. Miguel es que tu viejo ya nunca más pueda enseñarte de lo que aprende, porque, con sus ojos vendados, cuarenta tiros de fal le están agujereando el pecho, pintando de sangre un paredón. Miguel es que la doña llegue a buscar al curita de la 31, pero en vez de eso, encuentre una emboscada, y una violación, hasta lo más profundo del dolor humano. Miguel es que tu novia tenga que arrodillarse ante todos los suboficiales del ejército, para después, recién después, elegir entre morir o entregar a su hermana al mismo infierno. Miguel es que un luchador de los derechos humanos nunca más pueda pisar la villa 21, porque las topadoras pasaron por arriba de las casas, con él adentro, con sus escombros arriba, con sus piernas mutiladas, con su cabeza destrozada. Miguel es que tu ahijada ya no pueda hacer preguntas, porque un represor que mañana caminará por cualquier supermercado, decidió cortarle la lengua, con una navaja. Miguel es que tu compañero ya no pueda llamarte, porque no quiso entregar su agenda, y entonces ya no come más. Miguel es que la maestra no pueda ir a la Rodrigo Bueno, porque la tiraron de un avión. Miguel es que otra maestra la haya visto cayendo del avión, antes de parir los hijos de cualquier milico hijo de puta. Miguel es que una militante no pueda trabajar más con los pibes en la calle, porque por eso está presa, haciendo de sirvienta, cocinera y prostituta, de toda la ESMA. Miguel es que el entrenador ya no pueda coordinar el fútbol, porque los gritos de los goles tapan sus gritos, cuando se niega a dispararle a su compañera. Miguel es que el entrenador no le dispara. Miguel es que su compañera igual termina fusilada. Miguel es que también el entrenador termina fusilado. Miguel es que nunca hayan existido estas líneas.
Miguel es 30.002 motivos para no olvidar, ni perdonar. Pero antes que la bronca, la angustia y el dolor, Miguel es el ejemplo, la esperanza, la fuerza y la convicción de una utopía que vuelve a nacer, cada vez que su nombre vuelve a aparecer.
Hoy vamos a dejar la vida en la Carrera de Miguel. Vamos a quedarnos afónicos. Vamos a mostrarle a todo el mundo el orgullo que nos da sentirnos compañeros de Miguel. Vamos a demostrarles que tenemos un compañero desaparecido, que no desaparece. Vamos a desmostrarles que tenemos 30.002 compañeros desaparecidos, que no desaparecen. Vamos a demostrarles que no han podido.
Vamos a demostrarnos que hubiéramos dado la vida por él. Vamos a demostrarnos que daríamos la vida por nosotros.
Vamos a demostrarnos que no somos tan miserables.
Vamos a dejar la vida. Como todos los días.
Muy bien, felicitaciones..!! por la revista, son iniciativas que me llenan de emocion y alegria.
Vivo hace 33años en la ciudad (Roma) donde nacio la carrera de Miguel, me tube que venir porque me «corrian» tube suerte.
Este año sera la 11decima corsa a la que participo la primera corrieron 356 personas la ultima corrimos 6.300!! personas, esto fue muy importante ya que a traves de la corsa de miguel se fue conociendo mucho el drama de los 30.000 desaparecidos.
Un fuerte abrazo Hernan
«la mentira necesita dinero, la verdad tiempo»
migeuel no esta desaparecido esta viviendo
en los corazones de los pibes de la rodrigo bueno
Chicos, yo se que dan mucho, y mucho más que «mucho», dejando horas de sueño,estudio,trabajo y más.
Ví la plaza construída, y la alegría de esos niños, y fueron por más. La Poderosa sigue creciendo y extendiéndose. Besos.Majo.
Queridos compañeros no dejo de emocionarme por lo que son y lo que hacen, el sabado dare lo mejor en la carrera por todos ustedes que son las semillas de los que nos robaron solo fisicamente, porque nunca desaparecieron estan en cada uno de ustedes y se reproducen día a día para demostrar que no estaban equivocados cuando creian en un mundo mejor, seguiremos el caminos del Che y de ellos.
Hasta la victoria siempre