10 abril, 2013
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Por una solidaridad no perecedera

Solidaridad no perecedera.
Durante las últimas horas, ha trascendido en distintos comunicados que «no hace falta más ropa», en relación a las necesidades específicas de algunos barrios afectados. Sin dudas, otra señal impresionante de esa capacidad de acción y reacción, emocionante. Pero acá, en nuestras villas, incluso en las que no fueron arrasadas por las lluvias monstruosas, todavía hace falta ropa, entre otro millón de cosas. Y ahora que se ha activado esa maquinaria solidaria, en la que cada cual hace su aporte, ¡necesitamos que no se corte! No importa en qué barrio o mediante qué agrupación nos organicemos, ¡pero participemos! Porque aunque el tema se agote en los noticieros y el agua se vaya con las vidas de tantos compañeros, nos cabe ahora un gran desafío como sociedad: que el tremendo compromiso no se diluya con la novedad. Pues en esa desesperación genuina de socorrer a quienes han perdido todo, bajo esa cruenta correntada, surge la gran oportunidad de comprender a quienes nunca han tenido nada. Ojalá algún día podamos gritarle al mundo que «no necesitamos más ropa, ni comida, ni ladrillos, ni medicamentos, ni pañales, ni caños, ni útiles, ni centros de rehabilitación». Pero para eso, todavía nos falta un montón.

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