12 junio, 2014
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Al gran pueblo brasileño, ¡salud!

Al gran pueblo brasileño, ¡salud!Acostumbrados a los centros de salud de nuestras villas y asentamientos, donde siempre faltan medicamentos, enfilamos con una pancarta para la salita médica de Santa Marta. Pero así como dijimos todas las cosas malas que vimos desde el ojo villero, ahora nos toca sacamos el sombrero, porque nos chocamos con una realidad que no era la que nos pintaron con anterioridad. Ni filas interminables, ni turnos de lotería: habitaciones saludables y gran camaradería. Pero no con el turista, porque acá no hay ni uno a la vista, sino con los propios habitantes de la comunidad, que lograron importantes avances en materia de sanidad. No bien liquidamos el desayuno, nos mandamos para la parada 1 de la favela, donde la salud pública hace escuela, porque sus dirigentes no son canutos y los pacientes nunca esperan más de diez minutos. Listos para la denuncia y para exigir cualquier renuncia, debimos bajar los humos de la villa, cuando nos dijeron que “no faltan insumos”, desde una camilla. Tal como debe ser, aunque no debiera sorprender, nadie les pide un cobre, justamente porque se trata de un barrio pobre, que realmente ofrece una atención de calidad y diversos espacios de contención para la tercera edad. ¿Qué faltaría en estas instancias? Mejores accesos y dispositivos que reemplacen las ambulancias, porque aunque vivimos la experiencia de ver cómo resolvieron una emergencia, con los teleféricos que funcionan a toda en manos de la Policía “Pacificadora”, eso no resulta suficiente, cuando se requiere una atención urgente. No obstante, en este asunto se caminó para adelante y nos parece un punto determinante, porque la vida que merecemos los villeros no puede depender de una rifa, ¡y mucho menos del bolillero que maneja la FIFA!

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