Al compás de ningún tamboril, ayer nos sumamos a la Campaña contra la Explotación Infantil, una iniciativa de distintas organizaciones sociales que vienen afrontando sus propios Mundiales, para que no te acostumbres a ver un pibe laburando, en el preciso momento que debiera estar jugando. Proponiendo políticas concretas para ponerles un freno a los proxenetas, la movilización tuvo gran adhesión en su plan de concientización, sobre las playas minadas de turistas y cerveza, “porque aún hay mucha gente en situación de pobreza”. Secretaria Municipal de Desenvolvimiento Social, Ana Figueredo explica que “la marcha completa la estrategia comunicacional del plan de actividades integral que hemos pensado”, entre las organizaciones y los organismos del Estado. Pues más allá de cualquier diferencia partidaria, esta movida comunitaria excede las luchas que las agrupaciones vienen dando, puesto que «hay más de 4 millones de niños y niñas trabajando”. Y eso no puede pasar por nuestros oídos como si fuera natural, sobre todo cuando “hay tantas criaturas sometidas a explotación sexual”, en manos de quienes aprovechan su impunidad, para seguir lucrando con la necesidad. Más asistencia, contención, conciencia y prevención, fueron las consignas irrevocables que potenciaron el grito de “castigo para los responsables”, a orillas de una marea que esta vez desbordó: ¡Con los pibes, no! Contra toda esa mierda, gane quien gane y pierda quien pierda, la Copa también puede volverse un buen disparador, para empezar a patear todos juntos por un mundo mejor.
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