Por alguna razón, acá o ahí, en la comunidad qom o en la aldea Tupí Guaraní, el fútbol impone su esencia a la prepotencia del atropello cultural, desmintiendo a los intelectuales que culpan a una pelota por los proble…mas estructurales. Autoproclamados voceros de los pueblos originarios, desde algún púlpito moral, no se enteran por los diarios que la comunidad toba también mira el Mundial, con toda la pasión y la adrenalina que despierta esta Selección Argentina.
De una paz impermeable, Clemente llegó a Buenos Aires desde El Impenetrable, víctima de un proceso de expulsión que no requirió una declaración de guerra: «Cuando nos quisimos acordar, ya no teníamos tierra». Sin contención, ni remache, la solución se llamó Fuerte Apache, donde 24 familias arraigaron sus raíces combativas, conformando varias cooperativas. Siempre locales en América Latina, contaron con la mano de Luis Landriscina y, a través de su espacio radial, consiguieron su actual terreno comunal, donde viven junto a 18 familias más, en el cruce de Derqui a José C. Paz.
Decisiones asamblearias, potreros de hectáreas y muchísimas huertas comunitarias conforman el paisaje de un pueblo sin maquillaje, donde la flora a toda hora cubre la pena: “Esa planta creció de la placenta de mi nena”. Al lado, en el silencio absoluto de un barrio desolado, Ernesto corre emocionado atrás de una pelota, para llegar a una red que siempre estuvo rota. ¿Opio de los pueblos? Respeten la alegría: “A mí me ponen contento Messi y Di María”.
Entre la biblioteca y la sala de computación que pudieron montar gracias a una donación, la comunidad qom se aferra al fútbol para pasarla mejor, pero entre tantas necesidades, las prioridades hablan de un profesor, alguien que se pueda acercar, para dar una mano con el apoyo escolar. ¿Te copás? Por lo demás, el partido fue una locura, los mismos nervios dentro de otra estructura: un cacique, muchas hermanas, muchos hermanos y todo el respeto para los ancianos.
Audelina nos toma de las manos, nos hace sentir queridos y nos pregunta por La Poderosa: “Yo no miro los partidos, porque me pongo nerviosa”. Clemente sí. Y si hace falta hasta mete un pique, porque ser cacique no lo convierte en un ser inmaculado: “Por suerte, hoy no sufrimos tanto como el martes pasado”. ¿Se puede sentir? Dijo “sufrir”, a pesar de todo lo que históricamente debieron resistir, porque la pelota no resuelve nada en el Congreso y mucho menos en una lucha armada, pero puede hacer la vida un poco más copada: el que no entendió eso, no entendió nada.
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