Que los hay, los hay, los que gatillan fácil, los que hacen zoom sobre la mierda, los que pierden el foco en la boludez, los que velan intimidades, los que viven buscando rollos, los que venden el objetivo, los que cagan el prisma, los que eligen el montaje, los que flashean cualquier gilada, los que cambian el diafragma para que nunca entiendas nada. Sí, claro que los hay, pero también los hay de los otros, de los que mueren por nosotros, de los que meten su lente para ir al frente, de los Cabezas que se rebelan contra el poder, de los que enfocan sin retroceder, de los que retratan su verdad y de los que ponen la dignidad por encima de cualquier otra cosa, como lo hizo el mexicano Rubén Espinosa, que ayer estuvo ausente otra vez, tan ausente como los 43 que desaparecieron en medio de la razia, mientras unos editaban la democracia y otros desenfocaban el Nunca Más, desde el periodismo de mercado: las fotos que hoy no compartirás, se las robó el Terrorismo de Estado.