29 diciembre, 2015
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Ahora más que nunca

Por Paolo Menghini,
padre de Lucas Menghini Rey, víctima de la Tragedia de Once.

 

Desde el primer día, toda nuestra lucha ha sido por Lucas, pero también por cada una de las 52 víctimas. Y en este camino, dejamos todo lo que teníamos, poniéndole el cuerpo y el corazón, para poder desarrollar la capacidad de comunicar. A cambio, recibimos la solidaridad del país entero, que sintió una empatía enorme, con nuestra pelea digna y pura. Porque en la Tragedia de Once se murieron nuestros 52 familiares, pero pudieron haber sido cualquier 52 familiares de otros, de cualquier otro barrio, en cualquier otro sitio.

Hoy, tras la sentencia, y como lo hice cada vez que me tocó, escribo en plural porque somos familiares de distintos lugares, con oficios diferentes, con distintas ideologías, pero con un horizonte en común: la Justicia.

Desde esta construcción horizontal, caminamos siempre respetando los tiempos de esa Justicia; reclamando de una manera concreta, clara y en paz. Día tras día, hicimos conocer nuestra verdad, porque acá no hay misterio: cuando la solidaridad triunfa por delante de los personalismos y cuando una organización vence a los verticalismos, todo es más fácil.

La Justicia sintió y vivió todo eso.

Por ese caminar, hoy se dio un paso enorme para poder soñar con una Argentina sin corruptos sueltos, ni muertes impunes. Celebramos la lucha, cada acto que hemos hecho y la solidaridad de todo el pueblo, porque la sociedad recibió una respuesta de la Justicia y eso nos llena el corazón para seguir.

El proceso no hubiese tenido el avance que tuvo sin estos familiares atrás, porque la lucha fue indispensable para llegar a esta resolución. Y la conseguimos con un mensaje claro, pero sobretodo con mucho coraje para plantarnos ante el poder político y económico, sin descansar un solo día. Y también con mucho acompañamiento del pueblo, desde aquél trágico 22 de febrero de 2012.

La Tragedia de Once fue producto de la corrupción, y no de un error humano. Fue consecuencia de esa corrupción enquistada en el poder que se creyó impune, porque pensó que la Justicia nunca iba a alcanzarlos.

Y por eso, estamos conformes con el fallo. Pero la lucha sigue hasta conseguir que las condenas a Sergio Cirigliano, Juan Pablo Schiavi, Ricardo Jaime y el resto de los acusados, queden firmes. Ahora más que nunca, ¡hay que redoblar las fuerzas para conseguirlo!

Llegamos hasta acá en busca de un fallo condenatorio, sabiendo que debíamos seguir fuera cual fuera el veredicto, para que se cumpliera la condena o para revertirlo. Pues desde el principio, pedimos que De Vido estuviese imputado en la investigación, porque lo consideramos un funcionario simbólico de este nudo de corrupción que generó la tragedia de Once. Y entonces exigiremos que se lo investigue, como dictaminó la sentencia judicial del Tribunal Oral Federal Nº2.

Hoy, mi hijo Lucas sigue siendo una energía que circula por cada uno de los cuerpos que lo conocimos, que nos realimenta todos los días. Nos dejó música y poesía a sus papás, a su hermana, a su hija, a sus familiares y a sus amigos. Nos dejó miles de recuerdos hermosos. Pues, para quienes no lo conocieron, Lucas es el símbolo del abandono del Estado: fue encontrado muerto en la estación de trenes, dos días después de la tragedia.

Y ahora, casi 4 años después, escribo esta carta en La Garganta por cada uno de los 52 familiares y por cada ciudadano argentino: para que nunca más nadie tenga que vivir lo que nosotros vivimos.

Soy un padre que fue parido por un hijo, porque Lucas fue, es y será una luz, por el resto de los tiempos.

No lo duden.

Hay que redoblar las fuerzas, para que la Justicia sea completa.
Hay que redoblar las fuerzas, para que la Justicia sea completa.