Maestras y maestros, madres y padres nuestros, ahora dan cátedra a los gritos, sin delantal y sin tiza, amasando bollitos en el local de “Che, pizza”, una masa que cotiza hasta el desayuno, desde el corazón de la Villa 21. ¿No es un golazo? Bueno, entonces anotá el mangazo: el fiambre necesita cortadora y nosotros una heladera exhibidora, además de un bonito congelador, que acompañado por un hornito vendría mucho mejor. Y sí, toda donación, de corazón, será recibida de manera efusiva, el día que se concuerde, sin importar la zona… ¡La única cooperativa que se pierde, es la que se abandona!