14 abril, 2016
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Será Justicia

Aunque todo parezca partido y prevalezca un país dividido, aunque unos pregunten enojados y otros respondan enfervorizados, aunque allá toquen el cielo y por acá toquen el suelo, entre la codicia de la primicia y la Justicia acomodaticia, por primera vez en meses celebramos una confluencia de intereses, entre las víctimas de la inseguridad y las víctimas de la desigualdad, entre los aferrados a su convicción y los esperanzados de ver políticos en prisión, entre los que denunciaron otrora y los que denuncian ahora, entre los caídos por la violencia institucional y los distraídos de la transparencia gubernamental, entre los amigos de Marita Verón y los enemigos de la corrupción, entre los atropellados por Gendarmería y los contaminados por la megaminería, entre los 52 muertos de la estación y los 194 pibes de Cromañón, entre los defensores del Estado y los repositores del mercado, entre las presas de causas armadas y las miles de mujeres asesinadas, entre los que dicen suicidio y los que dicen homicidio, entre los que viven sembrando estancias y los que siguen esperando ambulancias, entre los desposeídos del negocio inmobiliario y los desprotegidos del servicio penitenciario, entre los que tuvieron cortos destinos y las que sufrieron abortos clandestinos, entre las novedades de los diarios y las verdades de los pueblos originarios, entre la efervescencia de los justicieros y la resistencia de los villeros, entre los refractarios de un Oyarbide tan evidente y los contestatarios de un Bonadío tan obediente, entre los estafados por Corporación Sur y los indignados por Hotesur, entre los iluminados por cualquier santo y los intoxicados por Monsanto, entre los abrazados a las mieles del más allá y los desconcertados por papeles de Panamá, entre los revolucionados por la alegría y los torturados en la comisaría; todos y todas, más allá de los modos, más allá de las modas, hoy gritamos desde abajo, nuestro mayor consenso social: ¡Al carajo, la familia judicial!

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