26 julio, 2016
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«Mi gol fue para vos»

 

Qué día de mierda, el 26 de julio, para toda esa gente que nunca se subleva, que nunca se juega la piel, que nunca abre el pico: no pudieron con Eva, no pudieron con Fidel, no pudieron con Güere Pellico...
Qué día de mierda, el 26 de julio, para toda esa gente que nunca se subleva, que nunca se juega la piel, que nunca abre el pico: no pudieron con Eva, no pudieron con Fidel, no pudieron con Güere Pellico…

 

* Por Pablo «Cholo» Guiñazú,
ídolo de Talleres y del barrio Los Cortaderos.

 

Cansado o no, operado de la rodilla o no, hoy quería estar acá, sentía estar acá, debía estar acá, en el barrio, donde hace dos años la Policía mató a Güere. Sólo por eso, sólo por ser un pibe del barrio que vela por su memoria y un hijo de esta familia que aún no puede verlo descansar en paz, porque la Justicia viene lenta. Y no, no es lenta, «está lenta», sin ánimos de saber, porque así lo determinan quienes ostentan poder.

 

Para colmo, los medios de comunicación manejan los rótulos para nuestros chicos, para nuestros barrios. Muchas personas que no viven acá, conocen a los vecinos mediante los noticieros, como si los noticieros conocieran a los vecinos… Y por eso son tan importantes todos los gritos de La Garganta, para demostrar que la realidad no es así, como la quieren mostrar. Hayque seguir luchando, organizándonos desde abajo, con dignidad, con trabajo y con solidaridad.

 

A los seres queridos, como Güere, hay que recordarlos alegres, de la mejor manera, con una sonrisa, con una anécdota linda, con el alma limpia. No hay otra.

 

Mi viejo, para poner un ejemplo propio, fue una de las causas que me llevó a volver. Cordobés hasta la médula, se tomaba un Fernet, o dos, se ponía sentimental y me insistía: «Tenés que jugar en Talleres». Y sí, cuando salió la chance de venir al Matador, mi viejo no estaba más: había muerto de un derrame cerebral. No le podía preguntar, no lo podía abrazar, pero sabía que me iba a contestar. Entonces, no dudé. Acepté y no necesité verlo festejar, para saber que gritó mi gol desde algún lugar, seguramente abrazado con el “Güere”.

 

Yo miraba para arriba. Era para él, era para ellos.

 

Y no, yo no soy nadie, apenas un jugador de fútbol, apenas un deportista reconocido. Pero si me van a preguntar algo, ojalá me pregunten esto, ojalá me pregunten cómo la pasé, cuando vine al barrio Los Cortaderos, así puedo contarles que me trataron espectacular. Ahora, si no lo cuentan, mala suerte, porque yo voy a volver igual, a seguir pensando el fútbol popular. Y a seguir pensando cómo reproducirlo, desde nuestra propia influencia, la única, la verdadera, la real: toda esta gran fuerza vecinal.

 

Gracias, de corazón, a todas las asambleas cordobesas de La Poderosa, a todo el barrio Los Cortaderos y a toda la banda del Güere Pellico, por tanto aguante, por tanto cariño y por tanta lucha, a lo largo de todo este camino junto a su familia, que hoy nos necesita más que nunca, para poder despertarse con tranquilidad en el alma.

 

Gracias, estoy honrado de haberlos conocido, detrás de la noticia.

 

Y estoy acá,
gritando justicia.

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