Por la asamblea poderosa de la Vía Diagonal Norte, Tucumán.
El martes pasado, en la Escuela de Comercio “República de Panamá”, ubicada en la ciudad sureña de Concepción, una docente invitó a Ricardo Bussi a la clase, para abrir mediante un diálogo con los alumnos, una discusión que ya ganamos hace años.
En los últimos meses, el discurso que pretende descalificar la memoria, la verdad y la justicia fue ganando espacios en los estratos de poder: Lopérfido aseguró que los desaparecidos no son treinta mil, Marcos Peña planteó que esa cifra es simbólica, mientras que Macri expresó no tener idea cuántos son, y habló de “guerra sucia”. En este marco, para el líder de Fuerza Republicana, la tercera fuerza electoral de Tucumán, es mucho más fácil tergiversar la historia instalando la teoría de los “dos demonios”.
No es el apellido, ni la sangre, lo que nos lleva a repudiar al pichón del genocida mayor, sino las ideas que defiende, las mismas que llevaron a su padre a secuestrar, torturar y asesinar, con la maquinaria del Estado, a miles de civiles que, militantes sindicales o barriales, curas villeros o docentes, guerrilleros o estudiantes, lucharon por algo en común llamado Justicia Social.
Esta postura política reivindicada por algunos medios de comunicación, que pretende justificar el genocidio para silenciar el Nunca Más, es la que no nos sirve, porque nos quita la vida y la esperanza de un mañana de dignidad.
A nosotros, que volcamos todas nuestras asambleas a las calles cada 24 de marzo, y que pensamos la educación popular en cada espacio de formación, para que esa teoría no quede apretada en el olvido entre solapas de libros de Paulo Freire, siempre nos cayó como el orto Bussi en un cuadro, en una lista partidaria y, ahora, intentando escribir con nuestras tizas, los pizarrones de la humanidad.
Para María Coronel, hija de desaparecidos y Coordinadora del Espacio para la Memoria Escuelita de Famaillá, “que una docente abra lugar a que la teoría de los dos demonios entre a la escuela es una falta de respeto para los familiares de víctimas del terrorismo de Estado, más ahora, mientras se lleva a cabo el juicio por el Operativo Independencia”. Y agregó: “Que Domingo Bussi haya llegado a ser gobernador de nuestra provincia en 1995, habla de lo difícil que es cambiar las estructuras, y las escuelas son parte de esto, es uno de los lugares donde se transmite la historia, y hay una historia con la que no se transa”.
En el mismo sentido, Alejandra García, integrante de la APDH Tucumán, explica que “no se trata de censura, o intención de prohibir la libre expresión, el problema es que ninguna institución puede hacer apología del delito, porque lo sucedido durante la dictadura fueron crímenes de lesa humanidad. La Justicia ya se expidió sobre este tema, y para no dar pasos hacia atrás, ante estas provocaciones, tenemos que reaccionar”.