*Por la asamblea poderosa tucumana de Diagonal Norte
Esa hermandad que generó la organización entre distintos barrios de Tucumán, para luchar contra las adicciones y la exclusión, volvió a salir a ayer la calle para una reunión programada con las autoridades del gobierno provincial. Sin embargo, el Secretario General de la Gobernación, Pablo Yedlin, faltó a su palabra.
Y esto ya se cae de podrido, muchachos: cada vez son más los jóvenes que mueren por consumos problemáticos de sustancias, discriminados por este sistema. Ni los talleres, ni las charlas, ni las pastillas son la solución por sí solas, y menos si van acompañados de las fuerzas promotoras de la represión del Ministerio de Seguridad.
Cristián Correa, del barrio Antena, expresó: “Estamos armando un proyecto de lucha contra las adicciones en los barrios de Tucumán, y exigimos en la calle más apoyo por parte del gobierno provincial. Hoy teníamos programada una reunión y nos acaban de cerrar las puertas”. Y añadió: “Frente a esta situación, veremos cómo sigue nuestro plan de lucha hasta que se hagan cargo de la problemática. Nos vamos con bronca. Queremos que toda la sociedad tome conciencia para que nos apoyen todos los barrios de toda la provincia”.
Como resultado de la lucha de la Hermandad, Pablo Yedlin, el mismo funcionario que ayer les cerró la puerta en la cara, los atendió la semana pasada. A pesar de los avances que hubo, “hay cosas muy necesarias por resolver como el trabajo territorial de los equipos capacitados en el tema”.
Por último, Cristian del barrio Antena contó que distintos funcionarios llamaron a algunos de los referentes barriales para ofrecerles cargos estatales: “Fue una jugada sucia, pero no van a lograr fragmentarnos porque esta problemática va más allá: ya se llevó la vida de varios jóvenes”.
El calor del mediodía no preocupaba a las madres, acostumbradas a salir a la calle a defender la salud de sus hijos, sobrinos y nietos azotados por las drogas. Tampoco el dolor las silenció a la hora de gritar, desde esa impotencia con la que entierran a sus hijos, y ese grito cargado de bronca, retumbó en la casa de gobierno, porque no pudieron detenerlas ni las Fuerzas de Seguridad, ni las puertas reforzadas que alejan a los funcionarios de la realidad.
“No damos más, pero seguimos luchando contra el narcotráfico, porque día a día estamos enterrando a nuestros hijos. La droga está destruyendo a todos nuestros jóvenes que ya andan como zombis. Queremos dialogar con los tres poderes y siguen cerrándonos las puertas. ¿Dónde están los derechos de los niños? ¿Dónde está el gobernador que eligieron los tucumanos? Cada vez son más los funcionarios que caen por portar drogas y nosotros como sociedad seguimos confiando”, aseguró Dora Ibáñez, fundadora de Las Madres De Pañuelo Negro, una organización de mujeres cuyos hijos han fallecido o están graves de salud, debido a las drogas.
Petrona, otra de las Madres, afirmó: “Hasta la iglesia nos discrimina, nos dejó solas, se ausentó y nos negó su apoyo. Si lamentablemente el Ministerio de Seguridad no puede asumir la responsabilidad, entonces que alguien más se haga cargo de asistir a los chicos. Vivimos con miedo, bajo las amenazas de los transas. Queremos vivir en paz, y que nuestros hijos tengan un futuro mejor, porque esto no da para más”.
La jornada estuvo atravesada por la lucha, esa que nace desde las entrañas, esa que transforma el dolor en un grito de Hermandad.