*Por Julio Pereyra, comunicador de la asamblea cordobesa de Barrio Yapeyú
En medio de la reconstrucción de nuestro espacio cultural en Barrio Yapeyú, en medio de los preparativos para festejar el día del niño, con las manos llenas de cemento, con tanto por hacer, con tantos los colores e ideas para plasmar en las paredes de nuestra Choza Poderosa para seguir creciendo como colectivo, llegamos a Río Tercero, para charlar con nuestro abanderado en los Juegos Paralímpicos de Río 2016. Gustavo “Gusti” Fernández nos abrió las puertas de su casa, donde pudimos conocer a su familia y vivir de primera mano la sencillez de uno de los mejores tenistas en silla de ruedas del mundo.
Al año y medio de vida, Gusti sufrió un infarto medular que lo dejó paralítico de la cintura para abajo. A los seis años, agarró una raqueta. Y hoy, a los 22 años, va a ser quien represente a nuestro país ante los ojos del mundo. Sin embargo, vamos a respetarlo y no diremos que es un “héroe”, ni un “ejemplo de superación personal”: Gusti es un pibe normal. “A veces, voy al shopping a comer con mis amigos, y la gente me dice ‘vos sos un ejemplo de vida’. ¡Y estoy comiendo, como cualquier otro! Falta mucha conciencia con respecto a la discapacidad: muchos creen que por estar en silla ruedas no podés hacer nada, te ven comiendo en un lugar fuera de tu casa y vendrías a ser casi un revolucionario. Es fundamental darle entender a la gente que si tenés un hijo discapacitado no hay que limitarlo, déjalo que encuentre sus límites, esos límites se van a estirar.”
– Y tu familia, ¿te dejó estirar los tuyos?
-Sin dudas. Hay dos aspectos de la carrera del tenista. Uno, la voluntad y la superación personal de cada día de ir para adelante y de levantarse a entrenar. Pero por otro lado, esto no sería posible sin el apoyo familiar: con cada cosa que se me planteaba como problema, recurría a mi familia, y automáticamente desaparecía. A lo largo de mi vida mucha gente me decía que por ser discapacitado no podía realizarme completamente en la vida profesional, que es un discurso que está muy inculcado en la sociedad y es totalmente falso. Hubo doctores que decían que no podía hacer nada de actividad física: a los 8 años me dijeron que no iba a poder jugar más al tenis, que iba a afectar a mi salud. Pero como te dije: uno con la familia al lado que realmente te apoya de verdad, es todo más fácil.
– ¿Cómo estás ahora con tu carrera, y vos personalmente?
– Ya van siete años desde que arranqué a competir con mi profesión. Diría que todavía no estoy en la plenitud física y la estabilidad mental de un profesional. Sin embargo, ya he cumplido objetivos bastantes importantes: he logrado quedar en el Top 5 y mantenerme ahí, jugar con regularidad el Grand Slam, que solamente lo juegan los 8 mejores del mundo, siendo difícil llegar y mantenerse en esa posición. He tenido la suerte de ganar alguno. En líneas generales estoy muy conforme con la carrera y porque estoy disfrutando el deporte profesional, que es mi sueño. Mi vida personal se basa mucho en el tenis, culpa de eso tengo muchos viajes y estoy lejos de la familia y los afectos, pero es parte del trabajo, es algo que elijo yo.
– Vas a ser abanderado de los Juegos Paralímpicos. ¿Qué te genera eso, alguna vez lo imaginaste?
– Tengo 22 años y no era algo planeado, creo que hay muchos deportistas más grandes y con méritos deportivos para poder hacerlo. Entonces no estaba pendiente de la votación, ni mucho menos, pero me tocó. Obviamente es un honor enorme y lo disfrutaré muchísimo: el 7 de septiembre voy a estar en el Maracaná con la bandera y va a ser un momento único e inolvidable en mi vida.
– ¿Creés que le dan la misma importancia a los Juegos Paralímpicos, que a los Olímpicos?
– Sin duda que no se le da la misma importancia, partiendo del hecho que no tiene difusión televisada casi en ningún país del mundo y muy poca cobertura en general. De todas maneras, hay que valorar que va evolucionando en ese sentido, de a poquito. Y ojalá que en un futuro se equipare con los Juegos Olímpicos.
– Esta diferencia que hacen los medios hegemónicos, es comparable a lo que pasa cuando desinforman sobre los barrios de nuestras ciudades.
– Hay muchos prejuicios en todos los aspectos, en la Argentina y en el mundo. Para mí, si alguien te quiere discriminar es problema del otro, y uno tiene que de dejar de darle importancia a ese tipo de cosas y empezar valorar lo que hace por uno mismo y de la gente que tiene alrededor, que es lo que realmente importa. Cambiar ese prejuicio del barrio que vos decís es parte de todos, como lo es que se le den las mismas posibilidades a todo el mundo. Tomo un caso personal para tratar de representarlo: a mí, por ser discapacitado básicamente me dijeron que nunca iba a poder realizarme como profesional, y eso es totalmente falso y desacertado. Sería importante que los medios ayudaran en ese sentido.
– Ya que tenés la suerte de haber viajado por distintas partes del mundo: ¿Cómo ves a la Argentina hoy?
– En cuanto a los problemas que tiene la gente discapacitada, pienso que infraestructuralmente hablando, estamos a años luz de otros países. Pero también estamos muy lejos de la conciencia que tenemos como sociedad con estos temas. Y por supuesto, pensando de manera más global tu pregunta, el problema de la infraestructura es muy grave en este país, la cantidad de zonas donde falta urbanización es lamentable. Como positivos pienso que estos problemas nos han hecho más solidarios entre nosotros. Seguramente en las villas debe pasar que la gente se organiza colectivamente para poder sortear problemas que deberían estar garantizados, pero lamentablemente no lo están.
Justamente, la organización colectiva parió en nuestro Yapeyú el primer centro cultural del barrio, para remendar una falta tan vieja como nuestra ciudad. Cuando visitamos a Gusti, estaba en pleno proceso de reconstrucción. Y hoy, a días de haberlo inaugurado, presentamos a nuestro abanderado: Gusti Fernández se pone la celeste y blanca, por la cultura de los barrios. “Es un honor. Apenas vuelva de los Paralímpicos, voy a estar en Córdoba y voy a ir a conocerlo”.
– Te vamos a estar esperando. Por último, Gusti, queremos contarte que en las villas hay vecinos que también tienen discapacidades, y muchas veces tienen que esperar dos o tres horas el colectivo adaptado, que muchas veces ni siquiera llega. ¿Qué te genera esto?
– A mí me ha pasado en taxis. Es una desconsideración completa, primero del Municipio de no tener las cosas adaptadas, pero creo, también, que por más que no se tenga la infraestructura, si uno tiene la buena voluntad de la gente es mucho más fácil. Por eso reivindico el trabajo de ustedes, yo lucho para que los medios de comunicación y la gente en general tomen conciencia de lo discriminados que somos a veces los que tenemos alguna discapacidad, y ustedes también son parte de esta lucha, para terminar con los prejuicios contra los villeros. En fin, creo que los grandes problemas son por falta de conciencia y falta de información. Y que ahí es donde hay que atacar.