La constante orquesta de estómagos rugientes, dirigida por un gobierno provincial que sigue la partitura neoliberal de la administración nacional, se torna cada vez más insoportable de sentir y de escuchar. Es para silenciar las propias panzas vacías, y no por mero placer, que en nuestros barrios abrimos merenderos, comedores populares y copas de leche: porque es prioritario buscarle una salida colectiva al hambre, mientras seguimos sosteniendo espacios de educación y empoderamiento, hay 10.000 niñas y niños cuyo alimento depende de la labor de las organizaciones.
Y lo prioritario se vuelve urgente, cuando la solución que ofrece el gobierno cordobés es una tarjeta alimentaria de miserables 630 pesos por familia, por mes. Esa política social tan raquítica, que no alcanza siquiera a paliar las más básicas necesidades, les está sirviendo al gobernador Schiaretti y al Ministro de Desarrollo Rufeil como excusa para quitar recursos a los comedores populares, poniendo el «clientelismo» como chivo expiatorio, mientras no dejan de fomentar la política punteril en los territorios.
Después de escuchar de boca de Rufeil que el plan del gobierno consiste en recortar los módulos alimentarios y reemplazarlos con una tarjeta que equivale a $4,40 diarios, que equivalen a nada con este espiral inflacionario, este martes miles de compañeros de 13 organizaciones populares cortamos 5 puentes de la ciudad, para gritar bien fuerte que el hambre no es un juego: es una necesidad.
Desde el micrófono de Cadena 3, entre los comentarios xenófobos del alfil gubernamental Mario Pereyra, el Ministro Rufeil defendía el recorte en alimentos al mismo tiempo que el gobernador entregaba las primeras 500 tarjetas del programa. Y mientras seguimos disputando esa comida que para ellos son migajas pero que para nosotros salvan vidas, pensamos que aun si nos dieran esos módulos alimentarios que nos niegan y muchos más, no habríamos llegado al centro del meollo: cuánto falta para discutir el desarrollo real de nuestros barrios, en el Ministerio de Desarrollo.