Del amor en pantalla grande, del dolor que no calla, del valor que se expande, de la sala mayor completa, del motor de Zavaleta y de la película que nunca debió existir, no pensamos decir absolutamente nada: vamos con la crítica de gente especializada.
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PRISCILA MOLINA – 14 años (Zavaleta):
«Fue difícil ver la peli, porque me hizo revivir todo lo sucedido, pero está muy buena, porque me permitió darme cuenta qué poco cambió nuestro barrio desde ese día. Me genera mucha impotencia ver cómo los prefectos y los gendarmes siguen actuando igual, y por eso es tan importante poder mostrar nuestra realidad, con todas esas cosas buenas que los medios nunca les cuentan. Ahora falta que todo el resto del país la pueda ver, para que conozcan a mi hermanito y a todo Zavaleta. Ni delincuentes, ni narcos, somos un barrio de gente que trabaja».
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CLARIBEL PEÑA – 17 años (Villa 31):
“Me gustó mucho el documental, pero también me puso triste, como a todos, porque tenía 9 años, porque estaba en su casa y porque no lo quisieron salvar. Aun así, transmite fuerza, alegría y lucha, porque eso se respira en nuestros barrios y porque eso representan todas las mujeres que gritan en la película, como Vanesa Orieta, Norita Cortiñas, Angélica Urquiza o la mamá de Kevin. Ojalá esta historia llegue a mucha gente, para que logren entender que la corrupción arriba puede robar mucha plata, pero abajo puede robar muchas vidas”.
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GIANLUCA CHONG – 13 años (Rodrigo Bueno):
“Para mí estuvo re interesante, porque todos se pudieron dar cuenta cómo fueron las cosas. Los oficiales sabían lo que estaba pasando y aún así, no quisieron hacer nada para salvarlo. Me pareció malísimo eso, como también me pareció muy mal que ocultaran su identidad, como hacen siempre, cuando ellos nos exigen todo el tiempo que mostremos la nuestra. Pero lo mejor de la película está en la voz de nuestros barrios, esa voz que nunca tiene lugar en los medios de comunicación. Ojalá sirva para cambiar la mirada de muchos. Y para que no haya ni un pibe menos».
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CLAUDIA PINTO – 17 años (Villa 21-24):
“Fue muy emocionante, sobre todo para quienes conocíamos a Kevin desde chiquito. Era compañero y amigo de mi hermano, así que lo veíamos jugar siempre en el recreo de la escuela, o corriendo todo el tiempo con sus amigos en la plaza. Me acuerdo del día que lo mataron. Y de cómo lloré. Nunca pensé que terminaríamos así, viendo todos juntos una película sobre su asesinato. Ojalá no hiciera falta grabar una historia así, ¿pero saben qué? Sí, hace mucha falta. Y hace mucha falta porque quienes debieran mostrarte lo que no podés ver, en realidad, te lo quieren esconder”.
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GABRIEL CHÁVEZ – 19 años (Villa Fátima):
«Más que una película, es un orgullo, un triste, triste, triste orgullo. Porque sí, la historia da pena, pero una pena necesaria para poder vomitar las injusticias y contar cómo vivimos. Los barrios no son refugios de chorros, ni canales de distribución de drogas, ni todo eso que venden sobre nosotros. Nosotros somos esto, somos Kevin. Y por eso, cada minuto del documental me hizo recordar a muchos amigos que hoy deberían estar junto a nosotros, copando la sala, para gritar que este documental no debió existir jamás. Y que el Enano no se calla, nunca más».
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MARILYN GIL – 10 años (Zavaleta):
«Me gustó la película, porque ahora todos podrán conocer a mi hermanito, Kevin. Y también a toda mi familia. Ahí se pueden ver todos los festivales que hicimos y hasta los dibujos que pintamos en la pared. Pero bueno, también me enojó un poco recordar que la Policía no hizo nada por nosotros. Por suerte, todos los vecinos del barrio vinieron al cine con nosotros. O no, por suerte no. Vinieron porque todos sufrimos lo mismo».
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LEONARDO ARROYO – 12 años (Villa 31):
“Esta película ayuda a que la gente se junte para conseguir que cambien las cosas. Te muestra la realidad que vivimos en nuestro barrio y la historia real de lo que le pasó a Kevin. Cuando llamaron a la Policía tenía que haberlos protegido, y no… Peor que eso, por culpa de las Fuerzas de Seguridad, Kevin no está. Ellos hicieron mal su trabajo. El documental hace que te pongas en el lugar de Kevin y su familia, para que todos entendamos que esto no tiene que volver a pasar”.
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OSCAR LÓPEZ – 15 años (Zavaleta):
“Disfruté mucho la película con mis amigos del barrio. La parte que me pareció más interesante fue cuando los chicos de La Poderosa, los ‘Vecinos sin gorra’, apuraron a los de Prefectura que están enfrente de mi casa porque no tenían identificación”.
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NEYSER GUERRERO – 18 años (Rodrigo Bueno):
“Me dio tristeza por la familia, lamentablemente en nuestros barrios es recurrente el maltrato de la Policía a los pibes, sin que importe su edad. He visto como maltratan a compañeros míos al salir del colegio. A uno de ellos, que estaba fumando, le sacaron el cigarrillo y se lo apagaron sobre la piel. Es lamentable que pase esto en nuestros barrios”.
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BRISA AYLÉN RUIZ – 16 años (Villa 21-24):
“Es importante que se muestre la realidad de nuestras villas, las cosas que les pasan a los chicos y a los más grandes también, porque a Iván y Ezequiel los torturaron las mismas fuerzas que liberaron el barrio de Kevin cuando lo mataron. Ellos deberían garantizar nuestra seguridad. Cuando hacen mal su trabajo nos da bronca. Cuando más se necesitan, menos están. Ahora estamos en el taller que tenemos con La Poderosa armando una producción audiovisual llamada “Historias de Pasillos”, grabando y recopilando anécdotas de sus vecinos y vecinas en el barrio.”