*Por Felipe Echevarría, miembro de la Asamblea Sanjuanina Contra la Contaminación y el Saqueo
Llevamos una lucha de más de diez años contra los proyectos mineros instalados en Veladero explotados por la Barrick Gold, que se ha manejado con la desidia y la poca ética que la caracteriza, y que en todo el mundo es conocida con antedecentes muy tristes. Una carpa de la Asamblea Jáchal No se Toca está resistiendo ya hace un año en la plaza de ese departamento con acciones, manifestaciones y marchas. Mientras, una radio abierta grita lo que no dicen los medios en la capital sanjuanina, y nos une en la lucha.
Nosotros teníamos la certeza de que esta multinacional no iba hacer las cosas como debía, y así pasó. El 13 de septiembre de 2015 ocurrió el primer derrame que intentaron ocultar. Después, en su primer aniversario, nos enteramos de otro. Por el primero hubo una multa del gobierno hacia la empresa. Por el segundo, todavía no sabemos nada. Por otro lado, los análisis de agua de distintos puntos del Río Jáchal, hechos por la Universidad Nacional de Cuyo, demuestran el incremento de metales pesados.
Ya no podemos confiar más en las autoridades nacionales o provinciales, puesto que junto a la empresa conforman una «hermandad» del extractivismo. Habiendo agotado todas las medidas judiciales posibles, decidimos, en el Encuentro Interterritorial de Jóvenes en lucha, que debíamos realizar una manifestación de forma pacífica, para defender nuestros derechos que son avasallados día a día.
El corte del 17 de diciembre demostró que la policía forma parte también de esta hermandad. Durante el mismo, no se nos dio la posibilidad del diálogo, ni quisieron negociar para que nos retiráramos de forma pacífica. Había madres con sus hijos y se detuvo también a los menores en las comisarías.
El Ministro de Seguridad Fariña nos rompió la orden de desalojo en la cara con una actitud patotera y de soberbia. Después los medios comprados nos demonizan y mienten: desplegaron por todo el país que teníamos miguelitos y armas. Nosotros somos activistas: queremos el bien de la población, no hacer atentados.
Después de insistir, sólo a tres de nosotros nos llevaron de forma pacífica. A la mayoría de los compañeros, los arrastraron y forcejearon. Nos hacinaron dentro de los furgones, no podíamos respirar, golpeábamos las paredes para que pararan porque no aguantábamos más. Para que no se armara una pueblada, nos llevaron a distintas comisarías, a unos en Rodeo, a otros en varias de la Capital. Nos dejaron totalmente incomunicados, nuestras familias no sabían nada de nosotros, nos preguntaban a qué organizaciones pertenecíamos y quiénes nos pagaban. No sabían, o fingían no saber, que nosotros luchamos por la vida de todos, incluida la de ellos.
Esa misma noche los abogados insistieron para comunicarse con nosotros y no los dejaron hasta el otro domingo a la tarde, estuvimos privados también de ese derecho.
Nos liberaron gracias al apoyo de todo el país, de toda esa presión que se metió, de todas las asambleas, los abogados, las organizaciones. Dentro de la comisaría, sentíamos afuera el apoyo de nuestros compas y eso es impagable. Ya no estamos solos, no tenemos miedo. Responsabilizamos a la policía provincial, al gobierno y a la Barrick Gold si a alguno de los compañeros les sucede algo. La persecución de estas instituciones cada vez se agrava más.
Hay un claro avasallamiento de los Derechos Humanos de los ciudadanos. Adolfo Pérez Esquivel le escribió una carta al gobernador Uñac en nuestra defensa diciendo que “se debe priorizar la vida de los pueblos y no el capital económico, y tampoco se debe confundir el desarrollo con explotación”. Por todo lo que pasamos durante años, por lo que pasamos todos los días, queremos soluciones y no represión. Seguimos gritando y exigiendo:
¡CIERRE, REMEDIACIÓN Y PROHIBICIÓN!