* Por Eva Lossada.
Presidenta de la Cooperativa del Hotel B.A.U.E.N.
Por supuesto, la noticia que recibimos ayer nos alegra, pero sabemos que no hemos triunfado definitivamente. La Sala C de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial de la Ciudad de Buenos Aires dio lugar a nuestro reclamo, que se volvió el reclamo de muchas otras gargantas. Y así, gracias a la unidad y la resistencia, evitamos el desalojo anunciado para mañana. Apenas ganamos un poco de tiempo, que nos obliga a estar más atentos en esta lucha, que fue y seguirá siendo larga.
Tenemos muy en claro que volverán a la carga.
Bajo el régimen de la patronal, yo llegué al Bauen en 1994, para trabajar como mucama en una empresa tercerizada, sin ninguno de los derechos laborales que ganamos recién en 2003, cuando nos conformamos como cooperativa. No era fácil la decisión, pero era necesaria: había compañeros con 50 años en el rubro que, al cerrar las puertas del hotel, no iban a poder conseguir otro empleo. Ellos me hicieron despertar a mí. Y juntos, todos juntos, pudimos llegar hasta aquí.
¿El camino? Arduo. Mientras los antiguos dueños peleaban por la condonación del Gobierno, nosotros nos arremangábamos para levantar el hotel. Y entonces buscaron otras vías para desgastarnos. Nos reprimieron en 2007, nos arrojaron gases y nos molieron a palos cuando fuimos a protestar contra el desalojo, además de intentar dividirnos, ofreciéndole dinero a algunos compañeros, como si el poder pudiera comprar la dignidad o nuestros valores.
Perdieron y volverán a perder, contra la unidad de los trabajadores.
Hoy, sobrevuela esta incertidumbre. Y no es la excepción. El golpe fue duro, porque en diciembre de 2016 se había votado en el Congreso la ley de expropiación, para que el edificio pasara a manos de los laburantes. Pero ni eso alcanzó: aún continúan obstinados en quitarnos la fuente de empleo a las 130 personas que bancamos la cooperativa. De hecho, el presidente señaló en su veto a la ley que, como el edificio está valuado en una gran suma de dinero, bien podría pasar a manos del Estado… De acuerdo, porque el BAUEN es un bien público sobre el que nosotros no queremos tener la propiedad, sino conservar el ingreso salarial que nos permite llegar a fin de mes, sin arrodillarnos, ni besarles los pies.
Hay demasiada historia en riesgo y estamos convencidos de aguantar hasta el final, porque el fallo de ayer nos une más todavía y nos llena de fuerzas para afrontar lo que se viene, manteniéndonos en actividad, sin importar la función que cada uno deba realizar. Resistimos y seguiremos resistiendo, sin dejarnos engañar por el “sí, se puede” que utilizan algunos políticos, desconociendo el verdadero sentido de esta lucha, el verdadero sacrificio del pueblo trabajador, el verdadero lamento de los que sobrevivimos…
El verdadero sentimiento de los que sí, pudimos.