«Me parece de vital importancia que todo el mundo pueda conocer la historia que atraviesa a los desgraciados de una Argentina que tantos miran de reojo. A mí me gusta que circulen las buenas intenciones y esta película nace de ahí, porque nos ayuda a presentar un escenario de injusticia y degradación, que no se puede olvidar, ni mucho menos naturalizar. Kevin, recién llegado al cine, nos interpela y nos obliga a mantenernos alertas».
Desde hoy, «Ni un pibe menos», en el Cine Gaumont, a contramano del silencio, las balas y las botas.
¿2×1?
Las pelotas.