* Por Estela de Carlotto,
Abuela de Plaza de Mayo.
Cuatro décadas, 40 años de lucha en la búsqueda incesante de la Memoria, la Verdad y la Justicia, que por entonces apenas asomaban como utopías sobre nuestra inocencia, nuestros miedos, nuestra soledad. Resistiendo y volviendo a resistir, la democracia nos trajo también golpes duros, como las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que juntos supimos combatir. Y si bien hemos podido construir momentos gratos en torno a los Derechos Humanos, el advenimiento de toda esta ola conservadora generó un cambio enorme, sí, el cambio que temíamos cuando empezaron a llamar “curro” al trabajo de los organismos, negando a los 30.000 y alegando que los familiares peleábamos por subsidios para nuestra gente…
Ya fue suficiente.
El 2×1 de la Corte Suprema no se puede tolerar, es el colmo. Y no sólo nos exaspera, nos preocupa profundamente como al conjunto del pueblo argentino, porque todos esos genocidas que ahora están pidiendo su libertad no se arrepienten, ¿entienden? Negándose a confesar sus crímenes, ellos están afirmándolos, reivindicándolos y anunciándonos que, por supuesto, repetirían la historia. Ahí, el riesgo real, el peligro de verlos armar, seguramente con otras estrategias, un régimen de opresión, persecución y muerte. Hay que marchar unidos contra los bandidos que pretenden condenarnos a ese infierno.
Y contra una Corte Suprema adicta a este gobierno.
Cada dos por tres, Ricardo Lorenzetti visita la Casa Rosada, aprovechando la volatilidad que han tenido sus ideas. Y en ese mismo sentido, la doctora Highton de Nolasco también resulta contradictoria, porque ya había resuelto lo contrario… Los otros dos, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti, fueron puestos a dedo por el macrismo, en este engranaje turbio que les permite decir cualquier disparate, antes de pedir perdón y «seguir aprendiendo». ¿De verdad, todavía no aprendieron? Si la resolución de la Corte se cumple, volverán a caminar por las calles los asesinos de 30.000 personas, los ladrones de 500 bebés, los torturadores de seres humanos, los saqueadores de los desaparecidos y los estafadores del país. Por eso, la calle está viva. Por eso, salimos a gritar. Por eso, esta gran contraofensiva popular…
La dictadura no golpeó sólo adentro de sus centros clandestinos.
¡La dictadura golpeó a todos los argentinos!