31 julio, 2017
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Traigan morfi, que bocas de urna sobran

Descreídos de cada información y cada encuestadora, esquivando los ruidos de la televisión y la oda a la computadora, nosotros tomamos de fuente a uno de los nuestros, un docente que respetamos como a todos los maestros, porque suele acelerar su desayuno para izar la bandera en la Villa 21. Sin taxi, sin rati, un tal Maxi Malfatti grita, porque no necesita improvisar datos truchos, ni probar malabares, al explicar cómo ciertos ricos nos mantienen agonizando. Y no hace falta un gran esfuerzo, para que se entienda:

 

«Nuestros chicos, en muchos hogares, vienen unificando el almuerzo y la merienda».