7 agosto, 2017
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Querido San Cayetano

 

Querido San Cayetano,

 

Tal como imaginamos, quienes creemos y quienes no, pero respetamos, debés estar tan colapsado, que difícilmente te podamos enganchar conectado. Pues anoche hubo miles rendidos a tus pies y hoy arrancamos en caravana otra vez, porque este año viene tan amasado y tan duro, que debés ser el único cargado de laburo. Y sí, nos vendría muy bien una manito para zafar o algún santito que nos ayude a votar, pero mientras tanto esquivamos el insulto y ponemos elcorazón, rindiéndole culto al santo de la movilización. Velas a la rabia, por avenida Rivadavia, empiezan a caminar por la cornisa, entre cantitos al cipayo, hasta celebrar una misa de gritos en la Plaza de Mayo. Miles de gauchitos vienen marchando, junto al Che, entre las organizaciones sociales y las convicciones de pie, rezándole a nuestra propia conciencia, para ponerle fin a tanta malaria, aunque nunca suene un Clarín, ¡por la Emergencia Alimentaria!

 

¿O tampoco recuerdan La Ley de Emergencia Social?
Se acuerdan poco y se acuerdan mal.

 

Perdón, Cayeta, pero salimos a poner el caparazón y la jeta para denunciar al teatro servil de los «buenos», que supieron alimentar ilusiones de falsos progresos, el día que la votaron: hay 4 mil millones de pesos, que todavía no ejecutaron. ¡Y te delegan el sufrimiento, chabón! Pero todo argumento queda viejo, cuando justifican la postergación del Consejo, porque no hay ministro capaz de suministrar el Registro que permitiría afirmar, con responsabilidad, cuántos trabajadores permanecen en la informalidad, para canjear las «bondades» ficticias por facilidades crediticias. Mejor, el televisor y la desinformación, porque lo que mata es la verdad…

 

Y no es cuestión de plata,
es cuestión de voluntad.

 

Qué más nos quitarán, a nombre de su guerra, qué otro derecho, qué otro futuro, por pedir paz, pan, tierra, techo y laburo. ¿Hasta cuándo les tocará pedir a los dueños de todos los bienes, comiendo de la buena y exigiendo la paciencia de quienes la estamos pasando mal? Queremos la plena implementación de la Emergencia Social, para decirle basta a la hipocresía que intentan naturalizar, para llenar la Canasta de la Economía Popular y para dignificar a un pueblo entero, hambreado con dádivas y cuentos, mediante un verdadero entramado de cooperativas y alimentos, ésas que fabrican dignidad y ésas que hoy copamos la ciudad, caminando sin remanso y gritando el mismo rezo…

 

¡Que te dejen descansar!
Y que laburen en el Congreso.