Córdoba, Capital Federal y otras ciudades fueron los testigos de la tercera Marcha nacional contra el Gatillo fácil. Víctimas, familiares y amigos de distintos lugares del país marcharon sin ningún tipo de distintivo partidario, unidos por el dolor y organizados en la búsqueda de justicia.
En la ciudad de Buenos Aires, los asistentes a la marcha concentraron en la Plaza Congreso a partir de las 17. Desde ese punto marcharon hasta Plaza de Mayo donde tomaron la palabra decenas de familiares, que denunciaron los graves casos donde fueron frecuentes la impunidad y la saña de las Fuerzas. La movilización contó con la participación de Norita Cortiñas, Mónica Alegre, madre de Luciano Arruga, Vanesa Orieta y Pablo Pimentel, además decenas de organizaciones sociales.
Emilia Vasallo, mamá de Pablo Alcorta, aseguró que desde 2013 está en la búsqueda de justicia: un policía de la bonaerense fusiló a su hijo. Sobre la marcha aseguró que se sumaron muchas familias para evitar que lo sucedido «se lo puedan hacer a otra persona». El asesino está en servicio actualmente en la policía de la ciudad. Por su parte la mamá de Omar Cigaran, Sandra Gómez señaló el cansancio de observar cómo quedan libres los asesinos de sus hijos. En 2013 la policía de La Plata asesinó a Omar y hasta la fecha el oficial sigue en funciones.
Córdoba Capital se unió a las protestas y acompañó desde la calle 9 de Julio hasta la casa de gobierno. Cientos de familias acudieron, entre ellas la madre de Facundo Rivera Alegre. En la provincia, las torturas en comisarías y las muertes por balas policiales están a la orden del día, además de las detenciones arbitrarias que en su momento fueron avaladas por el derogado Código de Faltas provincial y que ahora se hacen bajo el paraguas del Código Penal. Aunque muchos medios hicieron eco de los incidentes que unos pocos asistentes protagonizaron, la marcha fue un rotundo éxito en convocatoria, que no podrán callar.
Vanesa Rudzicz manifestó que la tristeza que le causó el asesinato de su hermano Lucas, se «transformó en alegría al ver a tantas personas» que asistieron por una misma causa. Además, Romina Ludueña, tía del joven asesinado por la Policía, Rodrigo Sanchez, aseguró que el Estado «es responsable de legitimar cada caso de gatillo fácil».