En nuestros barrios, el fútbol deja en el banco de suplentes las diferencias, y la competencia es expulsada por la lucha colectiva que auna a los equipos dentro y fuera de la cancha.
La Vía Diagonal Norte tuvo su primer clásico oficial el pasado domingo 29 de octubre. En el encuentro se enfrentaron los veteranos de dos sectores del barrio, conocidos como El Tanque y El Sapito.
Se jugó en el potrero barrial “El Águila”, ubicado en el barrio Nicolás Avellaneda III. Por la Liga de Veteranos de Fútbol de Yerba Buena, ambos equipos dieron un espectáculo deportivo, en un encuentro donde el marcador terminó 1 a 0 a favor del Club Deportivo El Sapito que con sus años de trayectoria se impuso ante su rival más nuevo en la liga.
Nada tienen que ver las diferencias de sus camisetas, son muchas más las luchas que unen a estos equipos vecinos, como el proyecto de mejoramiento barrial integral, el gas natural, el acceso al agua, las cloacas y la resistencia por los espacios verdes.
Los integrantes de ambos equipos crecieron jugando juntos y aprendieron pateando en el barrio desde niños. Pero esta vez, disputándose los puntos para avanzar en el torneo de la liga local, se encontraron en una cancha ajena, porque la especulación privada y la complicidad del Estado arrasó con sus potreros: Campo Norte fue cerrado para uso exclusivo del Club Tucumán Rugby para el que fue donado en el 2003 por el Gobierno Provincial, y en El Sapito una empresa intentó construir un complejo de viviendas privado, pero con la organización y la convicción la asamblea poderosa y el club logramos frenarlo, y que sea declarado de utilidad pública sujeto a expropiación por el poder ejecutivo municipal. Ahora esperamos que el municipio llegue a un acuerdo en la negociación con el privado, para que podamos construir el complejo deportivo que soñamos.
Martín Delgado, de El Sapito, remarcó: «Este deporte es tan importante para nuestra vida porque cuando uno nace y crece en un barrio futbolero, van pasando las generaciones pero esto no para». Y agregó: «La diferencia con el fútbol que se ve por televisión y mueve fortunas, es que en el potrero se juega por el barrio. Nosotros no jugamos por plata. Es más, venimos de trabajar el mismo día o la noche anterior, ponemos entre todos, le pagamos al referí y mantenemos la cancha con el pasto corto y con las líneas marcadas”.
Al respecto, Pedro Pinedo, de El Tanque añadió: «La gran diferencia está en que los equipos grandes juegan por plata y nosotros por amor a la camiseta».
Mientras muchos ven al fútbol como el opio de los pueblos y encuentran en él la raíz de la violencia social, para nosotros y nosotras es una salida saludable para nuestros hijos, un momento de libertad, comunión y amistad.
Ambos equipos decidieron hacer una foto para resaltar la mayor dignidad de esta barriada ante todas las cámaras presentes, acá está la unidad, y si no lo pueden advertir, vengan a hablar un ratito con Pedro y Martín quienes hicieron énfasis en la unión como herramienta de lucha para sostener los potreros que quedan para el futuro de los más chicos.
Los jugadores de ambas camisetas, demostraron que no hay peor necio que quien no escucha a su pueblo.
Cada vez somos más los que luchamos por el deporte: ¡EL SAPITO NO SE TOCA Y DEVUELVAN CAMPO NORTE!