Un muy, muy, pero muy feliz Día Internacional de los Derechos Humanos, les desean los niños mapuches precintados, los duendecitos de Cheeky, los terroristas del comedor infantil, las manoseadas por resistencia a la autoridad, los fusilados por averiguación de antecedentes, las loquitas empaladas por feminazis, los malformaditos de Monsanto, las derramaditas de Barrick Gold, los fueguitos de La Boca, las compañeritas amordazadas de Marita Verón, los condenados a prisión inmobiliaria, los nietitos de Milagro, los alumnitos custodiados por policías, los murgueritos abatidos por gendarmes, los villeritos torturados por prefectos, las tostadas frías de Jorge Julio López, los 44 familiares que otro día vemos, los monotributistas del paco, los enamorados de Chicha Mariani, los impunes de lesa humanidad, los enjaulados por tirar un huevo, los merodeadores de la pobreza, los domesticadores de Jones Huala, los abuelitos que salen re caros, los pendejitos inimputables con certificado de desnutrición, la cama destendida de Facundo Rivera Alegre, los empleaditos del agro, los 126 testaferros del sol, las Abuelas que administran el monopolio de las buenas noticias, los blancos negros del gatillo fácil, los guardavidas de Santiago, los pacientes de los hospitales que cambiamos por el fútbol, los privados de su condición humana y los notificados por una bala que atravesó el glúteo, los intestinos, el hígado, el diafragma y el pulmón.
¡Que ningún turro los quiera victimizar!
Y que nunca se nos termine este curro espectacular.