16 diciembre, 2017
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«ESTAMOS GRITANDO QUE NO»

* Por Norita Cortiñas, Osvaldo Bayer y Adolfo Pérez Esquivel.

 

 

«De manera absolutamente inconsulta, el gobierno presenta un modelo de reforma previsional que despierta el repudio popular y que, de aprobarse, sólo lograría reducir todavía más los ya reducidos haberes jubilatorios. ¡Deben dejar de atacar al pueblo! Pues mientras dicen que no causarán ‘ningún mal’, omiten un atropello político y represivo realmente grave, porque impulsan este ajuste injustificable para responder a los intereses de la deuda externa contraída, privilegiando el capital financiero sobre la vida humana.

 

Y sí, como jubilado estoy muy preocupado, sobre todo por aquellos que cobran la mínima, porque prácticamente ya no pueden sobrevivir. Quienes están de acuerdo con esta ley, ¿sabrán cuánto cuestan los medicamentos? Hoy, esos ingresos no alcanzan para nada, ni para pagar los remedios, ni para comprar el pan. ¿Cuánto puede aguantar una persona con esos gastos y 6 mil pesos mensuales? Ahí, justo ahí, quieren reducir los ‘costos’, ¿de verdad? Sinceramente, no hay manera de justificar esta hecatombe y, de ahí, la reacción de los movimientos sociales.

 

Ahora, entre todos, debemos hacerles entender a los gobernadores que no pueden ser cómplices de semejante aberración, porque se trata de una extorsión: si no votan a favor, no tendrán recursos para su provincia. Cual espada de Damocles, aceptás esta locura, o no vas a recibir los fondos… Pero aun así, me extraña mucho que cierta oposición peronista y algunos otros sectores se hayan aliado con el oficialismo en una maniobra tan burda, debilitando la oposición política a la vista de todo el mundo. Y demostrando una incoherencia inconcebible, cuando más calienta el sol.

 

Vamos, necesitamos mantenernos unidos y buscar los consensos para evitar otra ley contraria a los intereses del pueblo. 
Hoy más que nunca, debemos resistir. 
Y mañana también».

 

ADOLFO PÉREZ ESQUIVEL.

 


 

«Siempre, siempre, siempre se han aprovechado de quienes, aparentemente, son los más débiles, pero esto ya es demasiado, una barbaridad que no podemos permitir. A todos ustedes como a todos nosotros, a los jóvenes y a los jubilados, la realidad nos exige salir a la calle, porque no queda otra. Y porque si han logrado confundir a varios sectores de la sociedad, debemos ser capaces de hacerles comprender que no podemos aceptar esta reforma previsional, o este ajuste criminal, de ninguna manera.

 

A mí me perjudica personalmente, al igual que a muchísimos amigos o compañeros de generación. Me afecta, claro que me afecta, como si sacaran vida del rocío, porque buscan arrebatarnos a los jubilados lo poco que nos han dado, lo poco que nos han reconocido. ¿Y a los ricos también? No, en absoluto. A ellos, no se los puede tocar.

 

¿Qué nos queda entonces? Movilizarnos. La marcha de ayer no sólo fue importante, fue una victoria, pero ahora es imprescindible demostrar que somos un montón quienes estamos en contra, ¡no sólo jubilados! La unión de los trabajadores registrados y los laburantes de la economía popular, los estudiantes y los docentes, las villas y los barrios, los progresistas y los anarquistas, todos y todas, sosteniendo esa unidad que materializamos ayer, tenemos la fuerza necesaria para torcer y volver a torcer la balanza, tantas veces como haga falta…

 

Por lo demás, ustedes, diputados, deben percibir este descontento, deben escuchar este grito y deben frenar este recorte, ¡urgente!
Hay que dejar de jugar con la gente».

 

OSVALDO BAYER.

 


 

«A fuerza de lucha, sólo a fuerza de lucha, los jubilados hemos alcanzado algunos logros importantes a lo largo del tiempo y una mayor estabilidad, pero nunca dejamos de cobrar una miseria, nunca. Y todas esas hermosas promesas del 82% móvil suenan muy lindas, pero jamás las cumplió ningún gobierno. Todas las personas que trabajamos durante décadas nos merecemos descansar tranquilas los últimos años de nuestras vidas, cobrando una jubilación digna. Y hoy, no sólo están desconociendo ese derecho, sino que están apuntando en el sentido contrario, de frente a nosotros. ¿Cómo puede ser tan difícil de entender? Me da mucha pena que toda esa lucha histórica sea despreciada o desoída con tanta indiferencia, porque realmente… ¡Es increíble estar discutiendo otra baja!

 

Nuestra sobrevivencia está cada día más difícil y, si aprueban esa ley rodeada de gases, agravarán esta situación. ¿Pero saben que creo? No creo, siento que se trata del odio profundo hacia al pueblo, que resulta muy lamentable. Pero también muy peligroso. ¿A dónde vamos a parar? Hay que hacerles notar cuán equivocados están para que puedan recapacitar de inmediato, aunque dudo que sea posible, porque su staff está conformado por muchos hombres y mujeres que apoyaron el Terrorismo de Estado.

 

No se imaginan cuánto me duele decirlo,
pero siento que rebobinamos 40 años de lucha.

 

¿Y ahora? Y ahora, ¡que nadie baje los brazos! Porque todo esto nos puede preocupar, pero de ninguna manera nos puede deprimir. Día a día, debemos intensificar nuestra presencia en las calles, hasta que comprendan la verdadera necesidad y urgencia. De lo contrario, seríamos pobres esclavos subyugados a un gobierno antipopular. Y por eso, a mis jubilados, les pido que no decaigan, pero al pueblo entero le pido que se mantenga como ayer, unido y de pie.

 

Haremos todas las marchas que debamos hacer, por todos esos sueños que nos debemos. 
Y no tengan dudas, ¡venceremos!».

 

NORITA CORTIÑAS.