No van a cambiar la ministra, ni la orden para los subordinados, ¡van a cambiar el color de los uniformados! Otra Policía para la misma cacería y, si las presas vuelven a resistirse, entonces volverá a imprimirse el cuento, guionando y editando otro «enfrentamiento», para el desconsuelo de sus analistas. ¿O qué hay adentro de cada abuelo? Un regimiento de células terroristas. Y ojo, fanáticos de la represión, no se dejen llenar la cabeza por ese millón y medio que cayó en la pobreza, ni por los llantos que estremecen cada día, ni por los gritos desgarradores, ni por esos ambiciosos manipulados por el pan… Uno juraría que son viejitos trabajadores, si no fueran peligrosos jubilados de la RAM.