* Por Valeria Ibarra, vecina de la Villa 31, atrincherada en su casa.
Hace 6 años que vivo en el barrio. Acá nacieron tres de mis cuatro hijos. Y acá invertí el préstamo que pedimos con mi marido, para poder pagar hasta el último ladrillo de nuestra casa. Pero ahora, el mismo Gobierno de la Ciudad que incumplió todas las leyes de urbanización y subejecutó todos los presupuestos de viviendas, me amenaza con expulsarme de la manzana 12, porque “aprobaron el cambio de traza de la Autopista Illia», ¡sin escuchar a los vecinos! Pues así, continúan instalando en sus medios que «avanza la integración urbana», camuflando la crisis habitacional evidente, «para que todos podamos vivir más seguros»…
¡Se cagan en la gente!
Y en la práctica, sólo edifican muros.
De hecho, el jueves quisieron levantar una pared en la manzana 14 bis, para dividir las casas nuevas de las viejas, pero todos nos opusimos porque querían construirla en la puerta de las casas, ¿entienden? Una barbaridad que nunca saldrá en la televisión, como tampoco salen las maniobras del gobierno para amedrentar a la comunidad: sus “trabajadores sociales” acallan a los vecinos, ¡por su nacionalidad! Y no, sinceramente ya no sabemos cuánto resistiremos, porque parecería que ya no tenemos opción si nos quedamos… ¿Y si nos vamos? ¿La tenemos? Quizá por eso, nos vemos obligados a quedarnos, aun cuando nos recuerdan que hay jueces ansiosos por firmar la orden que decrete nuestro desalojo, una posibilidad que varios funcionarios descartaban durante la campaña, para maravilla de cada noticiero…
Ahora, me dan plazo para dejar la villa,
«hasta el 8 de enero».
Para peor, desde la Secretaría de Integración Social y Urbana, su titular Diego Fernández promociona la voluntad política que nunca tuvieron, augurando que tal siniestro proyecto «es un tren que pasa una sola vez en la vida”. Pues ojalá nunca pasara… ¿Qué tren te obliga a dejar tu hogar para mudarte entre máquinas y pozos? Acá, en la zona “Containera”, lindante a las manzanas 12, 14 bis y 104, ya fueron depositadas 18 familias que hoy sobreviven entre inciertas obras de construcción… Por eso, aunque continúen amenazándome, no me voy a callar. Somos 100 familias por ahora, pero intentan engañar a muchas más. Y la gente que vive afuera de la villa debe enterarse cómo maquillan esta gestión, porque generaciones completas de lucha forzaron la Ley de Urbanización 3343, cuyo artículo 6º dice que “la Mesa de Gestión y Planeamiento convocará a delegados y vecinos para expresar su voz en toda aquella decisión que los afecte especialmente”. Pero eso jamás ocurrió. Hoy, cada ladrillo de la 31 tiene su historia y una memoria que custodiamos, porque grafica la obra maestra de la desigualdad…
Acá estamos, por Mugica.
Y por nuestra dignidad.