1 febrero, 2018
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Progresar con meritocracia

 

Letras de Nelson Santacruz (Villa 21) y foto de Rodrigo Caballero (Fátima), comunicadores de sus poderosas asambleas

 

La beca PROGRESAR nació en 2014, como reconocimiento al derecho a la educación, con el fin concreto de incentivar a jóvenes de 18 a 24 años a iniciar o terminar sus estudios, o formarse en algún oficio. Ahora, el programa se rediseñará y pasará de la órbita del ANSeS a la del Ministerio de Educación, con una inversión de 10 millones de pesos para este año. Sólo que esta vez van a “premiar a los que poseen mejores rendimientos académicos”.

 

Es decir, el «nuevo PROGRESAR» no busca incluir, si no excluir, con la misma mentalidad con la que el año pasado le quitaron el programa de cuajo a miles de personas.

 

¿Por qué? Porque quienes reciben esta ayuda generalmente forman parte de la juventud explotada a través de la tercerización o precarización laboral. Se trata de personas con hijos, que deben comer, viajar, que quizá hasta paguen un alquiler y probablemente no tengan las comodidades materiales para llevar adelante sus carreras por la falta de tiempo y dinero. Les cuesta más, hacen menos materias al año.

 

Esta propuesta, entonces, puede terminar en un mamarracho, pues la idea general es «si te va mejor en tus estudios, te vamos a dar más dinero, de lo contrario no». Alta paradoja: para que te vaya mejor, hace falta la plata.

 

En términos lógicos:

Tengo menos plata= Estudio menos= El Estado me ayuda menos.
Puedo safar más con la plata= Estudio más= El Estado me ayuda más.

 

Es muy importante que quienes sean beneficiarios de PROGRESAR sigan paso a paso las nuevas inscripciones que iniciaron hoy. No importa si están cursando o si se inscriben por primera vez: todo el trámite debe reiniciarse.

 

El rendimiento académico en cualquier nivel educativo está explícitamente ligado con los contextos de vida, y las condiciones en las que viven nuestros pibes y pibas de las villas no siempre son las mejores. Nuevamente, este sesgo meritocrático es a favor de quienes pueden pelearla mejor que otros. Entre los vulnerados beneficiados por este ingreso, lo que hacen es dividir. Vulnerados más pobres y vulnerados menos pobres.

 

Otra forma clásica de fragmentar la sociedad, otro grano de arena que se suma a los kilos y kilos de toda una playa neoliberal.