Ni el techo que la derecha le construyó a la democracia, ni una elección popular corrompida a pura falacia, acallaron la voz del tornero que respaldó a los obreros de ese muro, intransigente a la burguesía paleolítica: “Ellos son el futuro, pues enfrentan a la negación de la política”. En ese grito emancipador, Guilherme Boulos se erige ante los horrores de la libertad negada, acompañado de una sociedad movilizada y de ese gigante avalado por su trayectoria, cuya libertad exige con ansias: “Lula es uno de los mejores líderes sociales de la izquierda popular en la historia, más allá de mis discrepancias”. Parado en la tierra sublevada del MTST, del cual es referente, comprende muy bien lo que pasa: “Hay más casas sin gente, que gente sin casa”. Con “la fuerza de la solidaridad” apuesta a la unidad refrendada con su participación el mes próximo en Porto Alegre, en el Segundo Foro Latinoamericano de La Poderosa, detrás del atril y a contramano de la guita, aplaudiendo la “comprensión generosa de esta crisis en la que Brasil los necesita”. Porque sí, ese país “se mueve en torno a las ideas y la esperanza”, como nuestras 90 asambleas de la Patria Grande que soñamos torcer la balanza, y ver a Lula afuera de la prisión. ¿Cómo construir la solución de los peores males que perturban al continente? “Las dictaduras no acabaron por decisión de los generales, sino por la presión de la gente”.
