*Por Marta Dillon,
periodista y activista feminista.
La delicada situación actual de Brasil demuestra que lo han convertido en un laboratorio de aquellos límites que presenta la democracia formal, utilizando herramientas supuestamente legítimas. Durante los últimos años se ideó un golpe parlamentario y hoy están haciendo lo imposible para impugnar la candidatura de Lula, tras encarcelarlo. Frente a este presente feroz, fue estratégico elegir a Porto Alegre como sede de la Cumbre de Base.
En el Foro confluirán movimientos que buscan la ampliación de derechos, en un contexto tan adverso. Feminista, favelada y lesbiana, Marielle Franco fue una de las tantas luchadoras contra las consecuencias del capitalismo en los barrios más vulnerables, mientras en sus acciones puso de manifiesto la importancia de cada cuerpo. La violencia machista es un entramado cultural y social enorme que pretende aislarnos, pese a que las mujeres somos parte esencial de los sistemas productivos y, fundamentalmente, reproductivos. En este sentido, el encuentro priorizará un espacio de habitabilidad a todas las existencias e identidades.
El feminismo enlazó voces que estaban dispersas e invisibilizadas. Ahora debemos potenciarlo en pos de una construcción popular conformada por lesbianas, travestis, villeras y campesinas, que juntas quieran combatir las opresiones de la política verticalista y patriarcal. Para lograrlo, resultará indispensable forjar redes de medios alternativos, desde una perspectiva de género y de Derechos Humanos.
Estoy ansiosa de que llegue el 27 de julio y poder contemplar la diversidad de las luchas paridas en la rebeldía, además de pensar conjuntamente cómo aunarlas entre sí. Para enriquecer la resistencia que llevamos adelante necesitamos escuchar distintas experiencias, tener los oídos dispuestos a aprender y volcar los saberes adquiridos, que transformarán nuestra cotidianeidad.
Vamos en caravana, ¡con un grito único de sororidad!
