22 julio, 2018
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Megadía mundial, contra la megaminería

 

Desde que por primera vez tajearon las venas de América Latina y las expusieron a cielo abierto, desde que violaron a la Pachamama y la convirtieron en materia prima, desde la esclavitud encubierta hasta las promesas de progreso, desde la Corona española hasta la Barrick Gold, desde Potosí hasta Famatina, desde el primero de los megadesastres ambientales… la explotación minera siempre estuvo atada al robo de nuestros recursos naturales.

 

Como cada 22 de julio desde 2010, en el Día Mundial contra la Megaminería, hoy gritamos por la vida, el agua y la autodeterminación de los pueblos, y nos paramos de manos en defensa de nuestros derechos humanos. Sí, derechos humanos. ¿O el “derrame” de millones de litros de cianuro en 2015 a los ríos sanjuaninos se trató de un triste accidente? ¿O lo son las relaciones carnales entre gobernantes y empresas? ¿O lo es dejar sin agua potable a la gente? ¿O lo es llevarse el oro, para dejarnos veneno? ¿Y extraer uranio, para dejarnos el daño? ¿No son realidades que remiten al colonialismo?

 

No son casualidades: es extractivismo.

 

Sin embargo, en el suelo insurrecto del continente brotan valientes asambleas que dan todas las peleas, soportando los palos de las Fuerzas de Seguridad que cuidan celosamente los negocios de unos pocos, desnudando las mentiras impúdicas que llegaron a los manuales escolares, defendiendos nuestros bosques y glaciares, y exigiendo vivir la vida con dignidad…

¡La megaminería comete delitos de lesa humanidad!