20 julio, 2018
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«Mientras exista La Poderosa, habrá Evos y habrá Lulas»

 
 

*Por Álvaro García Linera,
vicepresidente de Bolivia.


En la última década de América Latina, los pobres fueron tenidos en cuenta por Estados que organizaban la economía, sin bajar la cabeza ante los poderosos. Sin embargo, después de ver a la región caminando sin tutelaje o sin estar pendiente de si el ceño de la embajada norteamericana se fruncía o no, a causa de esa explosión de dignidad social, plebeya y estatal; después de todo eso, duele mucho soportar a gobernantes que retoman las genuflexiones para quedar bien con Estados Unidos o que venden su territorio por un pequeño crédito.

Frente a esa pérdida de derechos, irrumpe la resistencia. Los levantamientos populares no nacen de un cielo despejado. Por ejemplo, si reflexionamos sobre las revueltas de los ‘90 e inicios del 2000, nos preguntamos cómo, en lugares donde había triunfado el neoliberalismo con los sindicatos derrotados, emergió un descontento que cuajó en la política. La respuesta se gesta desde los territorios más vulnerados: sin un despertar continental, articulado por organizaciones que se mueven de un país a otro con desafíos y carencias similares, no es posible imaginar una verdadera unidad que trascienda las fronteras.

En ese sentido, y urgidos por construir un mejor futuro, la Cumbre de Base que están organizando las asambleas villeras en Brasil llega en un momento justo. Veo en grande lo que en Bolivia sucedió en chiquito, porque se trata de ese viejo topo que estuvo horadando por abajo lo que parece un edificio inquebrantable. Ojalá existiesen millones como ese viejo topo, con el compromiso que llevan adelante ustedes. Al fin y al cabo, mientras haya personas como las que integran La Poderosa, siempre habrá un Evo o un Lula.

Las victorias y las derrotas son eventualidades, pues lo que se preserva es la lucha, el esfuerzo y la perseverancia del pueblo. Por eso, sólo cuando la sociedad sea un desierto y el subsuelo sea de cemento, dejarán de existir los líderes populares. Los tropiezos y retrocesos son temporales, pero la fuerza de la Patria Baja es permanente.

Y más temprano que tarde, hará renacer al continente.