*Por Marcelo Bartolomé, redactor despedido de Télam,
en medio de un tratamiento oncológico.
en medio de un tratamiento oncológico.
Al enterarme de la noticia reaccioné con mucha bronca, pero traté de canalizarla en lo inmediato: juntarme con mis compañeros para dar pelea. Desde hace un año y medio tengo cáncer de próstata avanzado, con pequeños puntos de metástasis en dos vértebras y dos costillas. Estoy bajo tratamiento que me provee por ley la obra social. Sin embargo, mi caso no es el único ya que hay muchos despedidos con la salud delicada o con hijos afrontando tratamientos crónicos. Yo recibí un fallo favorable por un recurso de amparo, pero allí planteé dos cosas: la ilegalidad de mi caso y la inconstitucionalidad de los 357 despidos en conjunto.
A pesar de la orden para mi inmediata reincorporación, el pago de los haberes y la pensión de la obra social, la agencia todavía no dio una respuesta, lo cual era previsible. Esta situación da cuenta del grado de inhumanidad, salvajismo y perversión de esta gente, que no repara absolutamente en nada. Hace ocho años que trabajo en Télam y siento que hay una cuota enorme de venganza, revanchismo y odio de clase: es un ataque contra la libertad de expresión de parte del Estado, nunca visto en democracia. Sin exagerar, por su magnitud sólo es comparable a lo que sucedía durante la dictadura.
Lo positivo de esta situación es el acompañamiento y la solidaridad de artistas, deportistas, medios alternativos, que mostraron un gran respaldo a nuestra resistencia y un rechazo a tamaño despropósito. De hecho, la movilización de ayer fue de las más significativas por un conflicto periodístico desde que tengo memoria, ¡y eso que tengo 60 años! Que se hayan congregado casi 5000 personas, incluidos trabajadores de todos los sectores golpeados, fue un éxito rotundo y refleja la crisis que está sufriendo el pueblo argentino.
Nosotros peleamos bajo la consigna “todos adentro, ninguno afuera”, porque esto se resuelve con los 357 compañeros restituidos en sus puestos: no hay otra forma, no hay una posibilidad intermedia; hay una sola. No podemos darles el gusto a estos sátrapas de que nos vean derrotados. Confiamos en la fuerza del pueblo que emana de la unidad, y aunque sea larga, dura y complicada la lucha, aunque a veces alguno flaquee o nos tiemblen las rodillas, habrá que levantarse y seguir. ??????
Ellos deberán resignarse, ¡nosotros no nos vamos a rendir!