* Por Eduardo Rothe,
filósofo y periodista fundador de TeleSur,
desde Venezuela, para La Garganta Poderosa.
El atentado de ayer por la tarde al presidente Nicolás Maduro en medio de un desfile militar en Caracas, que hirió a siete miembros de la Guardia Nacional venezolana y que nadie se va a atribuir porque fracasó, no afectará el ánimo del pueblo, sino todo lo contrario: reforzará la unidad de la gente porque este tipo de hechos de violencia es injustificado y busca la ruptura democrática.
Muchos países, incluso los que no están identificados con la Revolución Boliviariana, están solidarizándose ante esta situación porque a nadie le gusta que le pongan una bomba. Sin embargo, el silencio del gobierno argentino es vergonzoso, demencial. Aunque no nos extraña: hoy, de Argentina podemos esperar cualquier cosa, quien no condena el atentado, lo está idealizando.
En referencia a los Estados Unidos, está interviniendo en la región de manera muy grave, peor que en el siglo pasado. Al margen de su poderío militar, no tiene en este momento fuerza política para incidir en América Latina, al estar viviendo una especie de guerra civil que aparenta ser derecha-izquierda, aunque en realidad es de arriba-abajo. Ahí, los pobres están contra quien sea, lo que significa el fin de la derecha política, el fin del status quo norteamericano y el inicio de una época de transformación que no va a parar.
La ola de derecha, reaccionaria y restauradora que sufrimos estos últimos años en el continente se revertirá de alguna manera y lo de México es ejemplificador en ese sentido. Esa ola está llegando a su tope y empezará a bajar. A quienes vienen a robar, a expoliar y a hacer desastres, les queda muy poco tiempo.