29 agosto, 2018
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«No son hampones, son nuestros hijos asesinados por el Estado»

 
 
Por Inés Alderete, madre de Marcos Sebastián Acuña,
asesinado el 28 de agosto de 2015 en un caso de gatillo fácil
 
 

 
 
Marcos era un pibito lindo. Era mi sol y mi vida, el más chico de la familia, bueno y tranquilo, trabajaba con el hermano y le gustaba juntarse con sus amigos. Lo único que le complicaba la vida era la adicción que sufría desde los 17 años, y esa es una de las primeras causas que mata a nuestros pibes. El Estado es el que la promueve, la trafica y no se hace cargo de que existan centros de rehabilitación efectivos, ¡es terrible! Había veces que Marcos se ponía muy depresivo y me decía: «No vieja, vos por mí no te preocupes. Yo soy grande y sé lo que hago”.
 
 
Cuando el prefecto Juan José Silva mató a mi hijo tenía 20 años y estaba intentando, con mucho esfuerzo, salir de este problema: ya llevaba seis meses sin consumir. En ese momento el juez me dijo “En la autopsia que le hicieron sale cero alcohol y presencia de drogas. Tu hijo no tenía nada más que dos encendedores en el bolsillo. ¿Cómo va a intentar robar una moto?».
 
 
¡Dos encendedores, contra un arma del Estado!
 
 
Por eso me decidí y salí a buscar justicia, pero no fue fácil. Cuando los amigos y familiares de Marquitos, como le decían en el barrio, se enteraron de lo que pasó, salieron a cortar la calle para pedir justicia. ¿Saben lo que les hicieron? Los detuvieron. ¡Treinta y cinco pibes detenidos! Veinte de ellos fueron llevados a la comisaría quinta de La Cañada. Los otros quince ,que se llevaron a la comisaría tercera de Quilmes, fueron hostigados, golpeados y procesados por “robo y hurto”, cuando lo único que querían era visibilizar lo que pasó. Allí, Crónica TV tituló “Familiares de un hampón cortan la calle en Quilmes”. ¿Pero qué hampón? Si ellos no sabían sobre la vida de mi hijo, ni tampoco les interesó averiguarlo entrevistándonos a sus familiares.
 
 
El proceso judicial tampoco fue fácil, iba todas las semanas a la fiscalía a preguntar los avances de la causa. No había un día que no esté ahí pidiendo información. Recién tres años después, en marzo, nos dieron fecha de juicio: ¡Será recién en septiembre del año que viene!
 
 
No tenemos que bajar los brazos.
 
 
Todo este proceso me ayudó a entender y acompañar a todas las madres y padres que padecimos y padecemos este hostigamiento por parte de las fuerzas de seguridad. Es muy importante apoyar y enseñarles a esos familiares que no se den por vencidos, para gritar ¡Basta de gatillo fácil! Nuestros pibes eran nuestros, tenían una vida y derecho a vivirla. En la Marcha Nacional del lunes pasado logramos algo único en las calles: fue parte de una lucha colectiva, que nos llena de orgullo.