23 octubre, 2018
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«El sueño del agua nos hizo crecer como comunidad»

 

 

*Por Soriano Sajama, Presidente de la Comunidad;

Roberto Cruz, Secretario;

y Nancy Calatallo, referente de la asamblea poderosa de El Churcal.

 

 


 

La comunidad El Churcal la habitamos 25 familias, cuarta generación de hijos e hijas de quienes provienen de la parte alta de Juella, productores que han vivido del maíz, la papa, las habas, los frutales como el durazno, y la cría de animales. Llegado el momento en el que nos encontrábamos tres generaciones viviendo bajo un mismo techo, buscamos nuevas tierras hasta decidir asentarnos en la parte baja del lecho del Río Juella, a más de 2 kilómetros de nuestras familias, en un lugar inhóspito ocupado por airampos, piedras y churquis, arbusto que dio bautismo a nuestra comunidad.

 

Conseguimos la autorización de la Municipalidad de Tilcara para habitar esas tierras, pero después sufrimos dos intentos de desalojo por parte de ellos mismos. Desde Obras Públicas del municipio nos decían que harían casas para nosotros mientras intentaban avanzar con las topadoras destruyendo todo a su paso. Comenzamos a reunirnos en asambleas en las que, en memoria y honor a nuestros ancestros, decidimos no creerles porque nunca les importamos. Como nos vieron firmes, enviaron decenas de familias con necesidad de un techo a asentarse, con la promesa de una casa. Junto a ellos llegó también el apoyo de otras comunidades, y de organizaciones sociales que se sumaron a defender nuestro territorio. Fue un momento tenso, intentaron provocar un enfrentamiento entre pobres, pero logramos resolverlo pacíficamente. 

 

Los ataques y amenazas siguieron: “ustedes son comunidades aborígenes, no saben, no van a poder hacer nada, van a necesitar ayuda para que les llegue el agua, van a necesitar el camión cisterna, la máquina para abrir caminos, y no vamos a ayudarlos”. Con estas palabras de odio, lejos de amedrentarnos, impulsaron nuestra convicción de luchar. Así fue que iniciamos un juicio contra el Municipio y lo ganamos; ya no pueden realizar ninguna obra en el territorio de la comunidad.

 

 

Este primer paso nos motivó a avanzar por las necesidades básicas. Coincidimos que el agua era la principal porque de ella no solo dependemos nosotros sino también la cría de animales, y el riego. Iniciamos la búsqueda del autoabastecimiento de este bien indispensable en el año 2009. En el 2010 la empresa Uranios del Sur intentó comenzar la exploración de uranio en el Cerro Amarillo, pero organizados entendimos que era pan para hoy y hambre para mañana porque se llevarían la materia prima arruinando nuestras economías familiares. Finalmente logramos expulsarla con el apoyo de toda la comunidad de la Quebrada.

 

Esta lucha terminó de darnos fuerza y confianza gracias a la cual hicimos una planta potabilizadora de agua en Juella, después una obra de captación a 10 metros de profundidad que es la principal de la provincia en una zona más elevada. Así como en octubre del 2017 arrancamos la obra de los tanques australianos en el área más alta de El Churcal, desde donde tenemos buena presión.

 

La obra de captación nos permite juntar 40 litros. de agua por minuto, los mismos son conducidos a la planta potabilizadora de Juella, desde donde, después del tratamiento, se envían los 400 litros. de agua que llegan a contener entre ambos tanques australianos de 15 metros de diámetro cada uno. El objetivo de estos tanques fue mejorar el sistema de agua para el consumo y riego de la comunidad El Churcal, de la forma más económica que encontramos. El agua de los mismos la distribuimos de acuerdo a las necesidades de las familias, garantizando que llegue a todos los hogares y al reservorio de tierra comunitario destinado para la siembra y la pastura. 

 

Antes de la captación, desde más arriba que Juella íbamos abriendo y limpiando el canal de riego día y noche con pico y pala, para que llegue apenas un hilo de agua de los cerros por la madrugada. Fue un gran avance poder abrir una canilla y que salga agua para lavar, consumir, darle a los animales, y regar. 

 

Este proyecto, diseñado desde la comunidad, con el apoyo de profesionales, cambia nuestra calidad de vida sin alterar ni un poquito nuestro modo de organizarnos. Un vecino elegido por el Centro Vecinal de Juella es el Operador de Agua y tiene la responsabilidad del mantenimiento de las obras y administración del agua. Por su trabajo le pagamos una cuota mensual consensuada, en vez de pagarle fortunas a una empresa.

 

Somos nosotros los que administramos el agua potable, y esto tiene que perdurar, no vamos a aceptar que venga una empresa a llevarse nuestro dinero subiéndonos los impuestos cuando se les ocurre, como si fuera un lujo en vez de un derecho acceder a los servicios básicos. Acá el precio que pagamos mes a mes es el que acordamos todos de acuerdo a nuestras posibilidades.

 

Tenemos aprendizajes históricos acerca del trabajo colectivo, desde niños nos enseñaron que todos juntos podemos, y por eso cada vez que hay una problemática nos unimos y buscamos la manera de resolverla, siempre teniendo en cuenta la experiencia de nuestros mayores. A ellos no les ha hecho falta estudiar para defender sus derechos.

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