Fijate bien, pero bien bien fijate, eh. ¿A quién se parece? Seguís pensando, dale, hace 8 años que lo estás mirando, cómo aguanta, cómo se planta, cómo agita, ¿no tiene un aire a Rafita? Mirá como mira, gilada, nunca para otro lado, ¿no será nada de Santiago Maldonado? O no, bancá un segundo, ¿tenía el mismo apellido que Facundo? Hacé memoria, pensalo bien, ¿no tenía el apellido de Cristian también? Ay, Mariano, tan gigante y tan enano, qué te parió, tiene cosas de Kevin, de Luciano y del Julio que nunca volvió. Pero andá despacio, ¡calma, chabón! Es un calco de Bulacio, con alma de Marita Verón. Y sí, se parece, porque no desaparece su grito, que reaparece una y otra vez, ¡igualito a los 43! Todos reos, deben estar con él, cocinando los fideos de Ismael o planeando otro regreso de Marielle. Un bocho, nunca botas, nunca rati, las pelotas del Pocho Lepratti rodando como semillas en las tiras de las villas, frenando desalojos, atacando al hambre, luchando por el pan, ¡son los ojos y la sangre de Kosteki y Santillán! Mirá, no digas nada, para que no manden a la montada, pero si acercás un cachito más los oídos, ¡escuchás a 30 mil desaparecidos! Y entonces sí, se nos cierra la Garganta, porque hoy nos atraganta este nudo tirano, que nos empobrece la voz…
Aunque te hagas el boludo,
Mariano se parece a vos.
Mariano se parece a vos.