2 diciembre, 2018
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¡Abajo el G20 y arriba la EP49!

 

 

«Aquel miércoles 1 de agosto era el cumpleaños de mi ahijado y yo le había insistido mucho a Rubén para que viniera, porque él prefería festejarlo el domingo, pero hicimos unas pizzas con mi vieja y al final terminó viniendo. Un ratito nomás. Se fue temprano, porque tenía que madrugar y tenía miedo de quedarse dormido: ‘Me voy, porque no la quiero dejar sola a Sandra’, fue lo último que nos dijo», recuerda Diego Rodríguez, hermano de Rubén.

 

 

«La orquesta de la Escuela n°49 era sinfónica, de modo que tenía todos los instrumentos, pero este Gobierno ordenó que nuestro Plan de Orquestas se limitara sólo a cuerdas, así que se llevaron los vientos y la percusión. Pero al día siguiente, Sandra decidió empezar un curso de Luthier. A mí me parecía complicado, porque ella trabajaba todos los días, incluidos los sábados. ‘Pero más complicado será que pueda sobrevivir la orquesta, si ya nos avisaron que no repararán los instrumentos: tenemos que hacerlo nosotros mismos'», recuerda su amigo Hernán Pustilnik, otro maestro.

 

 

Imprescindibles para siempre, hoy también,
nos faltan Sandra y Rubén.