9 diciembre, 2018
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Aunque ganes o pierdas, nos importa una mierda

 
 
 
Hoy no hará falta ningún pulpo visionario, ni un astrólogo desglosando el calendario, ni una tarotista, ni un clarividente, ni un analista que vehementemente nos quiera revelar por adelantado cómo conviene jugar este prode regalado. Hoy no los escuchamos, ni los necesitamos. Y hasta si quieren apostamos por primera vez, porque adivinar este resultado es una boludez. Hoy van a ganar los que nunca en su vida hicieron un gol, los barrabravas de la Conmebol, los dirigentes de la estafa, los terratenientes de la AFA, dos obedientes disfrazados de presidentes, los ladrones para la corona, los pichones de Julio Grondona, los gerenciadores de la rebeldía y la moral, los rematadores de la soberanía nacional, los que siempre nos dieron poca bola, los que se vendieron por la Coca Cola, los altoparlantes de las operetas, los auspiciantes de sus camisetas, los hijos de remil ceos, el ejército servil de los europeos, los revendedores de querellas, los revoleadores de botellas, los regimientos de la subordinación, los ultraviolentos de televisión, los cuarteles de nuestros sueños, sus hoteles madrileños, los prejuicios de la prepotencia, sus servicios de inteligencia, los silenciadores de gritos, los defraudadores de nenitos, los que dicen que llueve cuando nos están haciendo pis, los que dicen quién mueve cuando están vendiendo el país, los amigos del dinero y los enemigos del potrero. 

 

 

¿Qué le vamos a hacer? Hoy nos toca perder a los bosteros, las gallinas, los futboleros, los trabajadores de la Argentina y todos los libertadores de América Latina, que 500 años después vuelven a sufrir otro embargo. Pero bueno, un saqueo demasiado largo, para un texto demasiado corto… 

 

 

Era eso,
¡métanse la final en el orto! 

 

 


 

PD: Leímos esa soberbia columna de la periodista española, cagándonos a pedos desde Madrid, por boludos, por sumisos, por pobres, por entreguistas, por obedecer al poder como si fuera ley y por todo lo que todavía no transformamos. Ustedes tienen un rey: cuando lo saquen, hablamos.