7 diciembre, 2018
,

Llamen a mis periodistas

 

 

Si le dieran a los familiares de tantas pibas quemadas, violadas, ahorcadas, acuchilladas, empaladas o enterradas, un ratito del tiempo, la bola y el oído que le dieron en televisión al violador Rodrigo Eguillor, tal vez tendrían un cachito menos de cinismo y un poquitito más de credibilidad.

 

No se llama periodismo.
Se llama complicidad.

Relacionadas

Violencia Institucional
23 septiembre, 2023

¿Qué está pasando en Chiapas?

Violencia Institucional
22 septiembre, 2023

“ES UN ORGULLO TRABAJAR EN LA EX ESMA”