Sin estar ajena al nuevo año que acaba de comenzar, y por el cual compartimos felicitaciones y deseos con seres queridos, brindo ante todo por los 60 años de la victoria de la Revolución cubana: nuestra Revolución. Esa que hoy cumple.

Cumple con lo expresado por Fidel en su libro “La historia me absolverá”. Cumple en cada campesino que vivió aquella gran reforma agraria, donde más de 400 hectáreas de tierras fueron entregadas a sus verdaderos dueños, que son quienes la trabajan, para que cada familia pudiera obtener su casa. Cumple en cada niña y niño que accede a una educación gratuita, igualitaria y de calidad. Cumple en cada uno de los 15 mil profesionales de la salud recibidos anualmente que deciden trabajar en la isla, y también en los que hacen misión en otros países. Cumple en cada gesto de internacionalismo y solidaridad. Cumple al decir, con seguridad, que un mundo mejor es posible.

Un mundo donde se exporte salud y no muerte. Uno donde la solidaridad sea moneda corriente.

Somos muy conscientes de cuánto nos costó esta libertad. Sabemos que a innumerables personajes siniestros les molesta ver con tanta claridad lo que puede hacerse para mejorar nuestro día a día. Incluso, les preocupa más que “el cobre de Chile o las vacas de Argentina”, como dijo el eterno Che Guevara. Les incomoda, como una piedra en su zapato, que seamos nosotras y nosotros mismos los dueños de nuestro destino.

Sin importar cuántos años pasen, 
Cuba seguirá de pie.

Hoy, es un año nuevo. Uno más de posibilidades. De lucha colectiva. De resistir al enemigo. De lo que fue. Pero, sobre todo, de lo que aún queremos que sea.

Fidel cumple,
y la Revolución seguirá cumpliendo.