21 febrero, 2019
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“TENÍAN ORDEN DE ATACARNOS”

 

* Por Juan Pablo Barrientos, 
fotógrafo de la Revista Cítrica, 
detenido durante el Cuadernazo.

Siento tristeza, mucha tristeza por lo que está pasando, y que ayer tuvo otro capítulo más de una persecución que se profundiza. Lo que nos sucedió a Bernardino Ávila, Quimey Miguez, Roberto Torres y a mí, es un reflejo de lo que también vivimos el viernes pasado en el Verdurazo de la UTT. Es idéntico y es evidente la forma de reprimir de las Fuerzas, de mentir, de encerrar a los fotógrafos en un corralito, de provocar el inicio de los disturbios.

Ayer no fue la excepción. Frente al Congreso, alrededor de 50 laburantes de Madygraf convocaron al Cuadernazo, donde iban a regalar cuadernos como forma de denunciar irregularidades en el Ministerio de Educación por una licitación a la que la gráfica se había presentado. Para contrarrestar la protesta, los efectivos de la Policía de la Ciudad eran casi el triple, mostrando su intención provocativa. Estábamos registrando la manifestación hasta que de repente veo a Bernardino discutir con un oficial que nos empezó a señalar. Mientras retrataba el momento, otro uniformado me pegó de atrás y me tiró al piso con mi cámara, que terminó totalmente destruida. En el intento de escaparme de esa violencia, me esposaron junto a mi colega, porque supuestamente “agredí a la Policía con patadas y puños”. Nada de eso sucedió. Ahí hubo órdenes claras de atacarnos a ambos.

“Atentado y resistencia a la autoridad”, fue la causa que nos inventaron a los cuatro. A Roberto, un trabajador que pedía por su laburo, a Quimey, que sólo pasaba por ahí, además de a nosotros dos, “casualmente” quienes en el Verdurazo hicimos la foto de una abuela levantando una berenjena y la captura de la policía tirándole gas en la nuca a un productor. Quisiera creer que no fue a propósito, pero sería iluso. No tengo dudas que es parte del plan que tiene el Gobierno para acallar a la prensa.

En este contexto, resulta lamentable que muchos medios que se jactan de la libertad de expresión, hayan mirado hacia otro lado y omitido nuestras detenciones. Duele mucho el silencio de aquellos que se dicen periodistas pero ni están en las calles reflejando la realidad ni la cuentan en sus canales masivos.

Cansado y golpeado, siento la necesidad de agradecer a cada persona que nos hizo el aguante. Este nuevo amedrentamiento nos dará más fuerza, porque nuestro registro es la mejor manera de concientizar, de mostrar que no les será tan fácil perpetuar sus formas de hostigamiento. Sin retroceder ni un paso, seguiremos haciendo lo que más les jode, lo que más los pone en evidencia, lo que más miedo les da… ¡Seguiremos haciendo periodismo!