Ni punto de llegada ni punto de partida. Un punto de encuentro de la cultura villera. Un punto de reunión, sin publicidad comercial ni financiamiento estatal. Un punto fijo de cooperativismo. Un punto de vista que nace de la revista, de la organización, de la autogestión. Un punto de referencia para construir una forma colectiva de resistir. Un punto de apoyo ante la indiferencia. Un punto de sutura frente al individualismo. Un punto de ebullición que se volvió acción y se transformó en museo en San Marcos Sierras.
Un punto y coma, ¡y el que no celebró se embroma!
Un punto y seguido. ¡Hasta la victoria!
Había una vez una historia tan silenciada,
que la bronca le salió por los poros,
hasta volverse grito.
¿Se escucha?
Cultura villera.
Militancia y dignidad.
Y se inauguró, nomás.
Por la ruta del Che.
Ellos tan cara de Roca.
Nosotras tan lucha de Juana.
No olvidamos, no perdonamos, y por vos seguimos.
Tampoco olvidamos, tampoco perdonamos, y por vos seguimos.
Seguimos tirando del carro sin parar,
¡desde la economía popular!
No pudieron.
Y no podrán.
En el camping Kachay Kukuy ¡se respira lucha!
Nuestra mamá, nuestro papá, nuestra hermana…
son la llave para soñar otro mañana.
Para que nadie, nunca más, escriba nuestra historia.