* Por Vanesa, prima de Rocío Guagliarello,
única sobreviviente de la Masacre de San Miguel del Monte.
Me enteré del accidente con una foto en Instagram. Primero creía que se trataba de unos amigos que habían salido a cenar esa noche. Por eso le mandé la noticia del choque a mi tía, la mamá de Rocío, pero no me contestó. Con el paso de las horas vi que habían publicado una historia que decía: «Volvé, te esperamos, te queremos”. Me agarro pánico. Empecé a preguntarme qué había pasado, dónde estaba mi prima y en esos segundos, al asociarlo con la imagen que había visto, me cayó la ficha. Y se me cayó el mundo.
A través de los vecinos que enseguida se prestaron para hablar, nos enteramos que la Policía había disparado, y entre el martes y el miércoles pudieron recopilarse la mayoría de las pruebas: el testimonio de familiares, de vecinos, las grabaciones de las cámaras, las vainas de las balas, el video que muestra la persecución. Después de mucho esfuerzo ya hay 13 efectivos detenidos. Sin embargo, la gobernadora María Eugenia Vidal no llamó ni se acercó a ofrecer ayuda. Desde el primer momento supimos lo que realmente había sucedido: la responsabilidad de las Fuerzas de Seguridad y de quienes las encubren. Fue la misma Bonaerense que les disparó a los chicos, la que nos reprimió en la ruta N°3 el miércoles siguiente a la masacre, cuando quisieron inventar incidentes y enfrentamientos donde solo había un pueblo pidiendo justicia pacíficamente.
Pasan las horas, mi prima todavía sigue luchando por su vida y yo todavía no caigo: lo que les pasó a los chicos es irreal. Juro que no lo creo, para mí Rocío está en su casa, junto a la mamá y sus hermanos. Es inexplicable lo que siento. Nosotras somos muy unidas, nos veíamos todos los días porque San Miguel del Monte es chiquito y vivimos a cuatro cuadras. Siempre pasaba al menos diez minutos para tomar un mate con ellas, o cuando teníamos más tiempo íbamos a la laguna o a la plaza. Buena, solidaria, sin maldad, es una chica llena de sueños a la que le gusta rapear y disfrutar con sus amigas. De personalidad muy fuerte, sabe lo que quiere y no se deja pasar por encima. Esa fortaleza hoy la mantiene resistiendo. Y, a pesar de los rumores que circularon en algunos medios sobre su muerte, su estado de salud sigue siendo crítico pero va mejorando de a poquito.
En San Miguel del Monte no teníamos miedo de estar en la calle, pero hace diez días conocimos el terror. Ahora, sólo nos queda este dolor enorme, seguir luchando para que haya justicia por Camila, Gonzalo, Danilo y Aníbal, y esperar a que Rocío se recupere para mirarla de nuevo, tomarnos unos mates y hacer lo que más extraño: verla reír.