4 mayo, 2019
,

Un mes de locura total

 

 

* Por Emanuel Lázzaro,
colectivero detenido en La Plata.

 

Hace dos años era chofer en la línea Este de La Plata y digo era porque me despidieron sin ninguna explicación, luego de habernos organizado junto a mis compañeros para exigir mejores condiciones laborales: conducíamos colectivos sin la reglamentación necesaria, con las cubiertas desgastadas y apenas le funcionaban los frenos. Además, cumplíamos jornadas de 16 horas, trabajábamos los feriados y nos pagaban en negro. ¡Y ni teníamos baños en la terminal! Hicimos decenas de marchas pero no sólo no alcanzó, sino que a los cinco que estuvimos al frente del reclamo, nos echaron. La pasamos muy mal, sufrimos ataques de la patronal y también de la UTA.

 

Por esas manifestaciones nos detuvieron el 3 de abril pasado, ¡dos años después del conflicto! Yo estaba laburando en una remisería cuando mi hermana me llamó porque me buscaba la Policía de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI), para firmar un papel a mi nombre. Pero apenas me presenté, me arrestaron sin orden de detención ni aviso previo ni ninguna prueba que lo justificara. Lo mismo les ocurrió a mis compañeros Sebastián Mc Dougaal, Pablo Varriano y Luciano Fiocchi. Y a los cuatro nos armaron una causa por “Coacción Agravada”, mediante la que pueden condenarnos a prisión entre 8 y 14 años.

 

¡Una locura total!

 

Hace una semana nos dictaron la domiciliaria, después de 26 días terribles que vivimos en la cárcel. Fue horrible, no podía dormir siquiera. Nos dijeron que estaríamos juntos, pero nos separaron. Nos metieron en celdas muy chicas, hacinados y dormíamos en el piso en condiciones deplorables. Jamás pensé vivir algo así y sin buscar exagerar, realmente pensé en suicidarme.

 

Hoy, a un mes de haber sido injustamente detenido, ya en mi casa, con mi familia que me sostiene para no derrumbarme, denuncio con toda mi fuerza esta persecución insólita. La Justicia no tuvo ni tiene una prueba fehaciente para este hostigamiento que nos mantiene privados de nuestra libertad.

 

Nos quieren desocupados, obedientes y callados,
pero no vamos a bajar los brazos hasta lograr la absolución.