Nitron es una planta de fertilizantes que amenaza, desde junio de 2017, con instalarse en Zona Franca Santafesina que queda frente a la Escuela del barrio Palmar. Promete lluvia de inversiones y por sumas millonarias, la empresa norteamericana, negocia con el poder político local y provincial ubicarse en pleno casco urbano. Allí viven más de 47 mil ciudadanos, pero al Poder no le interesa el costo humano.
Es importante aclarar que todo aquello que funciona en la Zona Franca no aporta ingresos a la ciudad, no tributa impuesto y no genera puestos de trabajo que impacten en la economía social: Nitron solo contrataría 6 o 7 trabajadores.
Organizado bajo el nombre de «Villa Sin Venenos», una gran parte del pueblo acampa desde el 17 de marzo frente al predio en el que pretenden montar la planta. Desde esa fecha, impiden la llegada e ingreso de camiones con fertilizantes. Esta Zona se encuentra sobre el Río Paraná, por lo que aprovecha la hidrovia Argentina-Paraguay-Brasil. Allí el único control que hay es aduanero. Ni la justicia, la policía o el municipio tienen facultades sobre lo que ahí sucede. Pero después de casi dos meses de acampe, el jueves 9 por la madrugada, cuando se oponían al ingreso de un camión, las fuerzas policiales reprimieron brutalmente a los vecinos y vecinas que allí se encontraban.
Esta resistencia popular, con movilizaciones de más 600 personas, se basa en la posible y grave incidencia que este depósito de fertilizantes puede ocasionar en la salud de la población. Temen, con razón, y luego de mucha investigación, que se desarrollen enfermedades crónicas no trasmisibles, como por ejemplo: enfermedades neoplásicas, cáncer, cardiopatía isquémicas, accidentes cerebros vasculares. A pesar de las acciones que intentan para conseguir que se realice una Consulta Popular Vinculante sobre la instalación de la fábrica, el Ministerio de Medio Ambiente de la provincia aprobó en el mes febrero el estudio de impacto ambiental que presentó Nitron. También en febrero, el Municipio les otorgó una habilitación transitoria para empezar a comercializar.
La organización lleva juntadas 10.000 firmas para la Consulta Popular y exige que se reglamente la ordenanza que prevé ese mecanismo de democracia. Insiste en que es urgente que sea la población quien decida si quiere o no la planta en la ciudad. Una Villa Sin Venenos defiende la salud, el medioambiente, la soberanía del suelo y el río. Defiende la vida y el futuro de un pueblo que quiere cosechar sueños sin agrotóxicos a su alrededor.
A Nitron se le pone freno, ¡queremos a Villa Constitución sin venenos!